Angelito, el CIPOTE de Ramón Amaya Amador

La fotografía en aquella portada descolorida de la edición de 1987 de Cipotes siempre me provocó una mezcla de ternura, tristeza y misterio.

¿Quién era ese niño de pequeña estatura que sostenía en sus manos varios ejemplares de diario El Cronista, mientras era retratado por Ramón Amaya Amador?

El enigma del canillita descalzo me persiguió durante casi treinta años, hasta que ayer, de una manera casi mágica, descubrí su historia.

Como era el aniversario del nacimiento de Amaya Amador, colocamos en www.radiohouse.hn una fotografía del libro con el titular   “¡Encontremos a este CIPOTE!”. 

Y pusimos varias preguntas: “¿Estará vivo?”; “¿Quién es?”; “¿Tuvo hijos?”…

IMG-20160429-WA0091
Angelito dedicó toda su vida a servir a Dios.

Las respuestas fueron inmediatas:

“A este cipote yo lo conocí. Él perteneció a la iglesia Brigada de Amor Cristiano. Falleció el año pasado. Se llama Angelito”, escribió Jafet Cáceres.

“Se parece a Angelito de la colonia Nueva Suyapa”, dijo, por su parte, César Ramos.

“Nuestro amado Angelito Mendoza, un hombre grande en un cuerpo pequeño. Murió en noviembre del año pasado”, relató Noelia de Martínez.

Luego, Jafet Cáceres nos envió fotografías…

Y… ¡Bum!, me brincó el corazón.

Angelito. Papi. Todo coincidía.

Llamé a mi papá y le pregunté, para confirmar, por aquel pequeño hombre al que me presentó una mañana en la polvorosa cancha de La Flor del Campo.

-¿Angelito se llamaba?

-Sí, Angelito -me respondió mi papá.

-¿Verdad que trabajaba con alcohólicos y drogadictos?

-Sí. Allí le voy a mandar una foto donde sale con nosotros cuando jugábamos en los veteranos de la Universidad.

-¿Y qué se ha hecho, Angelito?

-Murió, papá, el año pasado, en Juticalpa -me dijo mi padre.

 

IMG-20160429-WA0083
El CIPOTE de Amaya Amador en el lugar donde era feliz: la iglesia.

¡Ya no había ninguna duda! ¡¡¡Era él!!! Angelito, chiquito, con una pequeña joroba, chele, siempre sonriente, carnaval eterno que, a la pregunta de cómo estaba, respondía: “Por la voluntad de mi Papi estoy bien”.

Papi era Dios.

“¿Usted es el hijo del doctor Flores? Uyyy, un gran hombre su padre”, me decía Angelito.

Ahora llamo a Jafet Cáceres y de inmediato se emociona cuando habla de Angelito. “Su obra cristiana nos impactó a todos. Vivió pobremente en Las Palmas y luego en Suyapa; el año pasado se fue a hacer su misión evangelizadora a Juticalpa, donde falleció. Nos deja un gran legado de amor”, dice Jafet.

Angelito estaba de rodillas orando cuando le dio un infarto y murió. Papi se lo llevaba al cielo -dice Jafet.

Angelito y Jafet fueron amigos durante más de veinticinco años. La diferencia de edades nunca fue un obstáculo para que entre ambos naciera una relación de cariño que perdura más allá de la muerte.

“Mi papá ha sido el administrador del Proyecto Victoria. Allí llegó una tarde Angelito para trabajar con personas atrapadas por las drogas y el alcohol. Yo estaba pequeñito”, recuerda Jafet, quien tiene 28 años de edad.

El niño de la cubierta de CIPOTES se ganaba la vida vendiendo periódicos en el centro de Tegucigalpa. Aunque fue inmortalizado por la fotografía que le hizo Ramón Amaya Amador, era muy poco lo que recordaba de ese momento. Eso sí: se sentía orgulloso de verse en el libro.

Con la venta de periódicos mantenía a su madre -cuenta Jafet-. Así lo conoció el pastor Mario Fumero y se lo llevó a trabajar con él. Angelito aceptó a Jesucristo en 1974.

Servicial.

Entregado.

Apasionado.

Noble.

Con un corazón enorme.

Incansable en su servicio a Dios.

Siempre solidario con el prójimo.

Esas son solo algunas de las palabras con las que sus amigos recuerdan a Angelito.

IMG-20160429-WA0079
Angelito vivió de pie frente a los hombres, pero de rodillas ante Dios.

Angelito, que estaba cerca de cumplir los setenta años, nunca se casó ni tuvo hijos. Al menos no de la forma convencional, pues sí se casó con Dios y amó profundamente, como un padre, a cada muchacho que rescató del infierno de las drogas.

El misterio del niño de la portada de CIPOTES quedó resuelto un 29 de abril de 2016, fecha en que celebramos los cien años del nacimiento de Ramón Amaya Amador.

Yo esperaba otro final. Quizás que alguien me enviara un mensaje de “Yo sé dónde vive” o “Este es su número de celular”. O “Lo puede encontrar en tal lado”.

Y después de eso llevarlo a Radio House para entrevistarlo.

Pero el final es perfecto, casi como una de las novelas de Ramón Amaya Amador: Angelito está en brazos de su Papi. Y Papi está feliz, porque tiene a un nuevo Angelito en el cielo…

A mi izquierda tengo el viejo libro. Angelito me queda viendo fijamente. Son las doce de la noche y de repente siento en mi corazón la profunda tristeza que da cuando muere un ser querido.

¡Te quiero, CIPOTE!

 

IMG-20160429-WA0092
Un pequeño gigante. Ese era Angelito Mendoza.

—————————————————————————————————————-

UNA ANÉCDOTA: “CAMUFLAJEADO” EN UN AVÍON

La historia me la cuenta mi papá, quien fue jugador de aquel Atlético Indio de Jorge Urquía, Polainas Osorto, Jaime Varela, el chileno Díaz…

“Íbamos en avión a San Pedro Sula a un juego. Angelito se despidió en el aeropuerto, y alguien le preguntó que por qué no viajaba con nosotros”, me cuenta mi papá.

Angelito dijo que no había puesto en el avión, pero allí mismo los jugadores tuvieron una idea: meterlo en uno de esos “chorizos” donde iban los balones.

Y así fue.

Una vez que el avión estuvo en el aire, los jugadores sacaron a Angelito de su escondite, pero cuando el sobrecargo lo vio, le dijo: “Ajá, ¿sabés nadar?”. Extrañado, Angelito contestó que no. “Ah, pues ahora te voy a tirar por la ventana”, le dijo el sobrecargo.

“Todos nos reímos y Angelito se acomodó y viajó tranquilamente con nosotros”, recuerda mi papá.

——————————————————————————————–

IMG-20160429-WA0051
Angelito y su amor por el fútbol. Aquí con los veteranos de la U.

 

Un poco más de Angelito gracias a las fotografías enviadas por Dariela García: