Cartel de los Valle le quiso dar “jabón” a JOH

En muy pocas ocasiones se conocen los detalles de hechos que por su relevancia pueden cambiar la historia de un país y que en la mayoría de los casos sus pormenores se conocen solo como historias urbanas o rumores, sin embargo es difícil mantener la secretividad de un hecho que fue denunciado por agencias internacionales de inteligencia y medios de información locales e internacionales.
Los hechos se comenzaron a fraguar por la arremetida del gobierno hondureño contra el crimen organizado y la narcoactividad que abatían al país, ofensiva que fue respalda por la reforma y creación de leyes que amenazaban el reinado de los capos, sumándole una nueva estrategia y organización que limitaba los espacios y expectativas de estas organizaciones, quienes bajo las asfixiantes presiones, decidieron utilizar una de sus últimas cartas, “quitarse la piedra del zapato”.
La iniciativa fue tomada por uno de los caudillos del clan de los “Valle” quien condujo un detallado proceso de planificación, coordinación y selección de los sicarios que apoyarían y ejecutarían la acción, cuyos primeros pasos reales se realizaron los primeros días del mes septiembre del 2014, cuando Víctor Lorenzo Flores Pineda alias “Lencho” realizó la  búsqueda radios de comunicación y teléfonos celulares para que fuesen enviados a La Entrada, Copán.
Los mismos serían utilizados para comunicarse de forma segura cuando realizaran el atentado. También iniciaron junto a otros delincuentes la búsqueda de dos cuatrimotos 4X4, marca “Yamaha”, de modelos recientes (mínimo 2010).
Lo anterior ante exigencias de los sicarios que realizarían el atentado, puesto que dichos sicarios habían pedido de “las buenas”, con capacidad para transportar las armas antiaéreas y municiones, que serían utilizadas para derribar el helicóptero presidencial.
Días después, José Javier Contreras Hernández alias “El Diablo”, viajó a Copan Ruinas a reunirse con un guatemalteco de nombre “Gaitán” para afinar detalles sobre el atentado, para lo cual utilizaba la ruta hacia Gracias, Lempira vía La Esperanza y Siguatepeque y la que va desde San Pedro Sula vía La Entrada y que conduce a esas comunidades.
Hasta ese momento ya se tenían coordinados la mayoría de los detalles para realizar el atentado y “Lencho” hizo arreglos para entregarle una cuatrimoto al “Diablo” con la cual este haría el reconocimiento ya que un carro no entraría al lugar desde donde harían el atentado, por lo montañoso del lugar.
Posteriormente alias “El Mexicano”, quien coordinaría el grupo de sicarios, exigió a “Lencho” que le consiguiera también dos motocicletas tipo “200 o 250”, asegurando que el “Diablo” ya tenía las rutas de escape reconocidas, entre ellas una por una calle que va hacia La Virtud, Lempira, para no usar la carretera principal sino solo calles alternas por la montaña y así evitar retenes.
Otra de las estrategias utilizadas por los asesinos durante la preparación fue cambiar constantemente su lugar de hospedaje, mientras “Lencho” junto a otro delincuente realizaban reconocimientos a pie y en caballo, logrando ubicar y marcar puntos que señalizarían los accesos y salidas de vereda a través de la montaña y el lugar desde donde podrían disparar al helicóptero en el que se trasladaría el presidente Hernández hacia Gracias, Lempira.
Para realizar los reconocimientos sin despertar sospechas, “El Diablo” compró una buena cantidad de plástico para simular que era comerciante de plásticos y así la gente del hotel y alrededores pensarían que se dedicaba a la venta ambulante por aldeas y caseríos.
Tres días después ya estaba preparada la persona que sería el francotirador a disparar la poderosa arma de guerra calibre 50, que es usada para atacar vehículos blindados y aeronaves y en este caso sería usada contra el helicóptero presidencial en vuelo.
Se estableció la fecha para el atentado por orden directa de “Los Valle”, ya que los arreglos logísticos estaban casi finalizados para realizarlo, sumando también que ya se tenían identificadas rutas de escape hacia Guatemala o El Salvador de ser necesario.
Para esa fecha ya habían ingresado al país varios sicarios procedentes de Culiacán, Sinaloa, México, contratados por los hermanos Valle, para ejecutar el atentado contra el Presidente Juan Orlando Hernández Alvarado; estos mexicanos ya se habían reunido con “Lencho”, entregándoles ubicaciones, coordenadas y rutas de salida como parte del plan a ejecutar y posterior escape.
Es en ese momento fue cuando los organismos de seguridad del Estado, que ya daban seguimiento al plan, entraron en acción y procedieron a la búsqueda y captura de los delincuentes hondureños y mexicanos, encontrándolos “con las manos en la masa”, antes de que estos concretaran el atentado.
Fue así como estos hechos se convirtieron en el preámbulo de la caída de los señores de la droga en ese país centroamericano.