¿Cómo se te ocurre cagarte, Muslera?

Frente al teclado, todos somos cracks. Todos podemos pararla de taquito, de pecho, dar pases de cincuenta metros…
Fácil escribir si tenés una taza de café a tu lado.
¡Maldito Muslera! ¿Cómo se te ocurre fallar de esa manera? ¡Lo quiero matar!
Sólo esperaré a que termine el partido para caerle duro en Facebook. Me vale madre que no me lea…
Es que yo soy periodista, y cuando se me sale el indio voy de frente.
Pero primero voy a escuchar a Godín. Estoy seguro que el capi se lo come vivo a ese cagón de Muslera. Si era tan fácil; sólo es de meter las manos como hombre.
Silencia.
Habla Godín.
“Agradecido con todos los uruguayos por el apoyo y con mis compañeros, son unos leones, fenómenos, bárbaros. Lo dejamos todo en la cancha y nos vamos con la frente en alto”.

Ahora viene lo de Muslera, Seguro.
“No hay nada que reprocharle a Fernando (Muslera). Hoy cometió un error… ¿Quién no lo comete? En otras ocasiones nos ha salvado con sus atajadas bárbaras. ¡No pasa nada! Esto es fútbol”.
No pasa nada. Esto es fútbol. Eso dice el capitán uruguayo. Triste, pero con orgullo. Eso explica por qué es el capitán.
Por eso amo tanto al fútbol, por las lecciones bellas que nos da.
No, no pasa nada, tranquilos. Tampoco pasa nada cuando una nota periodística está llena de errores ortográficos.
“Ah, persón, puse v e lugar de b y c en lugar de s… Soy humano, todos cometemos errores. Ahorita lo cambio”.
No pasa nada si le metemos el micrófono en la boca a la acusada de asesinato luego de una noche de pasión y le preguntamos “¿Fue el último polvo?”.
¿Quién nos dice “Esa crónica tuya es una basura?”. ¿Quién nos dice “Todo esto que está es mentira?”. ¿Quién nos señala cuando una entrevista es una mierda? ¿Quién nos reclama las mentiras en los titulares hechos para que el lector entre a la nota? ¿Quién nos maldice por las cosas que todos nos callamos?
A Muslera no le quedó ni un segundo para pensar. La cagada ya está hecha y no podrá darle delete. Los periodistas, sentados cómodamente frente al escritorio, tenemos una segunda oportunidad para corregir, volver a pensar, volver a escribir.
Tanto que criticamos a los futbolistas. Faltan huevos para lanzar un penal. También para agarrar un libro y ponerse a leer…