No les importó recorrer cientos de kilómetros para poder vender sus ramos y palmas de victoria para la feligresía católica de Tegucigalpa y Comayagüela.
Humildes vendedores de Alubarén, Choluteca, Talanga y varios lugares de la zona sur vinieron hasta la capital a ganarse para los frijolitos.
Moviendo las palmas al ritmo de cantos, salmos y alabanzas, los capitalinos que se congregan en la parroquia El Calvario, mientras que los vecinos de Villa Adela y otras colonias en los alrededores salen a las calles a darle la bienvenida al hijo de Dios con ramos que bailan al ritmo de sonidos que no existen.
Don Sebastián, originario de Cedros, Francisco Morazán, nos relató que ya no se vende como antes y que por eso ahora se dividen de puntos para no perjudicarse unos a otros con las ventas.
“Aquí venden unos y allá otros, estoy desde el viernes en la noche fuera de la iglesia y por lo menos los que vendo me sirve para los frijoles y el queso”, dice.
Por otro lado, un pequeño niño llamado Iván también salió a vender los ramos en el inicio de la Semana Mayor y nos compartió que mientras su mamá está fuera de la iglesia, él anda en la procesión dando los ramitos a 5 lempiras.
Otro vendedor, Antonio se acercó y nos dijo: “Compa, ¿usted sabe de qué se hace esto?”… Le contesté: “Supongo que de palma”. Y él dijo: “Esto es de coyol y lo que no vendemos aquí se lo vendemos a un señor allá en el pueblo y sabrá Dios para qué lo ocupa… Yo vengo desde Alubarén”.
El encargado de personificar a Jesús es un joven padre de familia llamado Mario Juárez, quien ya lleva once años involucrándose en las actividades de Semana Santa. “Seguiré en esto hasta que Dios me dé las fuerzas”, dice.
“Bendito el que viene en el nombre del Señor”, coreaban los capitalinos.
Ahora en esta galería fotográfica de Sergio Montero te mostramos cómo vive Tegucigalpa el domingo de ramos.
