Cuatro letras de oro

Dejar atrás algo que queremos no es cosa fácil. Lo irónico es que al comenzarlo sabemos la alta probabilidad que algún día terminará, y en el caso del fútbol no hay cosa más segura que un retiro. El 8 de noviembre anunciaste que te ibas después del Apertura. No me lo esperaba. Ya era una costumbre tu alternabilidad, y el 27 en tu espalda. Supongo que no fue algo fácil para vos, pero ningún momento sería el ideal, solamente debías tomar la decisión, y lo hiciste.

Que digan lo que quieran, pero lo grande no te lo quita nadie. La historia sobre tus hombros no es algo de quita y pone. Lo llevarás con vos de por vida. Marcaste una época en el fútbol hondureño, alcanzaste más de 400 partidos en Liga, 13 títulos con Olimpia y dos clasificaciones a Copas del Mundo. Qué grande.

El mejor portero de Honduras se merecía ir por todo lo alto, pero el fútbol no es algo que se pueda planear… y si nos atrevemos a hacerlo nos podemos llevar una gran sorpresa. El fútbol quiso que así te fueras; contra tu ex equipo, en el Nacional, con el gafete de capitán del León en tu brazo izquierdo, sin la alegría de saber que podías aumentar tu leyenda. No sé si alguna vez se te cruzó por la mente que así terminaría tu carrera, yo podría apostar que no, ¡vaya sorpresa la que te diste!

Así como lo escribí una vez, perfecto no fuiste, pero nadie lo es. Fuiste valiente al ponerte de nuevo los guantes después de algún desacierto, pero sobre todo, ponértelos siempre con la cabeza en alto. También fuiste valiente al ponerte la camisa del más enconado rival, y ganarte el amor de su hinchada. La valentía no es para cualquiera, puedo decir que eso algo que aprendí de vos después de seguirte todos estos años; nunca darse por vencido. Ni ante insultos, ni mentadas de madre, ni malos ratos… siempre hay que levantarse. No hay que sucumbir.

El 4 de diciembre de 2016 en el Nacional se retiró del fútbol un valiente, un capitán, un gran guardameta, pero primordialmente, se retiró del fútbol una leyenda… una leyenda que comienza una nueva vida, ¡y esta Nación le desea lo mejor!

Gracias por todo, Noel. Gracias, otra vez.  Gracias, la verdad, nunca serán suficientes.  Cuatro letras de oro, un solo legado. Noel.

 

Vivian Pavón
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