Del Circo Romano a compartir el video de la viuda llorando por el ingeniero agrónomo

Han pasado más de 2 mil años y la gente sigue disfrutando el circo más cruel que un humano haya creado jamás. 

 

El circo romano era en aquel entonces la “red social” del momento, el emperador ordenaba a los esclavos pelear hasta la muerte con armas con un poder asesino inimaginable. 

 

La plebe se amontonaba para ver el circo, entre más vísceras al aire se veía más excitante y placentera resultaba la función. 

 

Pasemos a la actualidad en Honduras, ayer y hoy ha sido viral de como una mujer estalla en llanto por el asesinato de su esposo, frente a ella y su pequeña hija de un año. Me resulta doloroso tener que ver estas imágenes sin querer, por la reproducción automática de Facebook.  

 

Compartir este tipo de vídeo no genera conciencia, genera un triunfo para los malhechores que realizaron el crimen, o sea, un trofeo de guerra para los sicarios. 

Entre más reproducciones y compartidas de las mentes retorcidas que disfrutan el “circo romano” actual, mayor es la ganancia del criminal que no se toca el corazón para hacer este tipo de atrocidades. 

 

Si usted quiere realmente ver esto, lo disfruta, hágalo en privado. Alimente sus demonios en el rincón más oscuro que conozca, pero NO LO COMPARTA. 

 

Me pregunto si quién filmó a la ahora viuda haría lo mismo si se trata de un familiar cercano. La sociedad se fue a la m…erda, queremos que las cosas cambien, pero preferimos inundar la vida de energía negativa, de dolor, llanto, tristeza; importante recalcar que la situación debe ser ajena, porque si es propia jamás se atreverían a compartir o filmar este tipo de cosas. Los testigos se olvidaron de ayudar, ahora sacan el celular para darle rienda suelta a los placeres más oscuros que una persona puede tener. 

 

Honduras necesita paz y la paz no llegará mientras sigamos compartiendo estos asesinatos como si fuese una noticia constructiva. No venda sangre, dolor, desesperación. Compartir una escena tan fuerte dice más de las personas que se rasgan las vestiduras, que los mismos medios amarillistas que disfrutan el sabor de la sangre en sus labios al estar tan cerca de la muerte.

 

Es nuestra realidad, no se trata de ocultarla, sino de respetar el dolor y el sufrimiento ajeno. Necesitamos buscar la manera inmediata de curar esta sociedad que habita en este país. Olvidemos el circo romano y construyamos la Honduras que todos queremos ver para nuestros hijos.