El Choco Lozano, la olla de canechos y la envidia de los mediocres

Los hondureños estamos ansiosos por la boda de Messi y andamos contentos porque Cristiano es padre de gemelos, pero apenas leemos que el Barcelona tiene interés el Choco Lozano, y nos ponemos amargados y escupimos venenos.

Pero eso ya no me sorprende. Así somos, así hemos sido, y así seguiremos siendo.

No es por nada que el hombre más grande que haya parido este país (el general Morazán), pidiera que lo enterraran en El Salvador, pues allá lo amaron y admiraron más que acá.

Por eso alguien se inventó aquella historia de los canechos en la olla que la cocinera deja sin tapa porque cuando uno de los canechos quiere salir, lo demás lo detienen. No hay que ser muy inteligentes para saber que los canechos somos los hondureños.

Insultar, denigrar y minimizar a los demás es parte de la cultura hondureña. Triste, pero real. Nos incomoda que otros tengan éxito. En eso nos llevamos perdiendo el tiempo, en lugar de poner todo lo que nos corresponde para ser mejores en nuestras propias actividades.

Ahora atacamos al Choco por el “delito” que el Barcelona -lo dice Diario Deportivo Sport de Barcelona-, esté interesado en ficharle.

¿Tan amargados somos?

¿Tanta frustración cargamos?

¿Tanta envidia nos provoca ver cuando otro triunfa?

¿O somos tan buenos, ejemplos vivientes de la excelencia, para caerles a mordidas a aquellos hondureños a los que les está yendo bien?

Ojalá que al Choco lo contrate el Barcelona -o cualquier otro club de España-. Y ojalá que le vaya bien. Y ojalá que les calle la boca a los mediocres, amargados y envidiosos que hoy ladran.