¿Vos te imaginas una Liga Gay de Fútbol? Pues ya es una realidad en Brasil. Mira como se da esta historia:
Resulta que Douglas Braga se mudó a Rio de Janeiro cuando tenía 12 años para perseguir el sueño de convertirse en jugador profesional de fútbol. Después de un largo proceso fue fichado por el Botafogo en la primera división de Brasil.
Tres años después de firmar contrato, Douglas conoció a su primer novio. “Jugando al fútbol, realmente no sabía si aceptaba que fuera homosexual”. Explicó.
Una vez finalizado el contrato, su agente le presentó opciones para buscarle equipo y decidió que a partir de ese momento sería abiertamente homosexual y que no podría volver al fútbol.
A pesar que Brasil es el país que más futbolistas profesionales posee en el mundo, es una cultura machista que el principal insulto en el deporte rey suele estar plagado de insultos homofóbicos.
Incluso los rumores de homosexuales han generado polémica. En 2013, el jugador profesional Emerson Sheik publicó una foto en Instagram de él mismo besando a un amigo, lo que provocó protestas en las que los hombres portaban letreros que insultaban a los homosexuales o se leían frases como “este es un lugar para hombres”.
En 2007, Richarlyson, otro jugador profesional, presentó una denuncia penal luego de que el director de su equipo insinuara que era homosexual en una entrevista televisada. El juez desestimó el caso diciendo que el fútbol es “viril, masculino y no homosexual”.
Douglas Braga después de estar 10 años inactivo, encontró la LiGay que está teniendo mucho auge en Brasil y comenzó hace 7 meses.
Douglas fichó para el BessCats Soccer Boys, primer equipo gay de Río de Janeiro, fundado por André Machado, nació en Sao Paulo y se sentía frustrado porque no podía jugar más al fútbol. Puso un anuncio, alquiló una cancha y al primer juego llegaron 15 personas, en el cuarto partido llegaron 150.
“No hay una ley que lo prohíba, pero en Brasil hay una barrera social que, de hecho, prohíbe a los gays jugar. Ahora muchos están redescubriendo el deporte después de haber sido intimidados como niños”, comenta Machado.
Machado vio la oportunidad de crear una liga formal buscando comunidades homosexuales en otras ciudades y así inició con ocho equipos en el primer torneo. Desde entonces, la LiGay ya tiene 16 equipos y cuenta con jugadores de todos los rincones de Brasil. Los jugadores son hombres homosexuales y algunos transgénero que les pareció la idea de jugar.
“Estamos alterando la joya de la corona de Brasil. Es uno de los ambientes más machistas y homofóbicos de este país, pero estamos haciendo que se conozca nuestra presencia aquí”, declara Machado.
Braga, ex jugador profesional, dice que no puede evitar reflexionar sobre las oportunidades que dejó pasar.
“Ver en la televisión a algunos de los chicos de mi época como profesionales, algunos incluso en Europa, definitivamente me hace cuestionarme qué hubiera pasado si hubiese seguido jugando tras haber salido. Pero ahora estoy muy orgulloso de ser parte de ese equipo y difundir este movimiento”, reflexiona.
¿Qué pasaría con una LiGay en Honduras?
