Después de “asesinar” al ex fiscal Edwin Eguigure, Kevin Solórzano se fue directo a donde un cirujano plástico que le hizo un implante de barba y le inyectó una sustancia en los labios para hacérselos más gruesos.
Así lo dice un documento en EXCLUSIVA que RadioHouse encontró debajo de una de las patas de una mesa de billar en el centro de Tegucigalpa.
(El papel era usado para que la mesa no se moviera).
El documento revela que el doctor también le puso a Kevin los músculos del Capitán América, pero luego se los quitó. Al final le dejó el abdomen con los cuadritos de Cristiano Ronaldo y le estiró un poco las orejas y la punta de la nariz.
¡Y listo!
Así, con esa operación en la que gastó cerca de cuatro millones de lempiras (a la familia de Kevin le sobra el billete, pero nos han querido despistar haciéndonos creer que son personas luchadoras), pensaba engañarnos.
Pero como dice el Chapulpín Colorado… ¡No contaban con mi astucia!
En ese caso, la astucia del Ministerio Público, cuyos fiscales contrataron a un dibujante de Disney para que hiciera el retrato hablado del asesino. Tan bueno es el man, que fue capaz de acertar en el color y marca del calzoncillo y de los calcetines que Kevin llevaba puestos esa mañana.
El resultado no deja ninguna duda: ¡Kevin es el asesino! Basta con comparar la fotografía con el retrato hablado elaborado por Mickey Mouse, que así se llama el artista gringo contratado por los fiscales.
¡¡¡Facckkk!!! Estos “menes” del Ministerio Público son otro rollo, y ya fueron contratados por la CIA para que les ayuden a descifrar dos misterios: el asesinato de Kennedy, y si el pelo de Donald Trump es auténtico o se trata de una peluca hecha con los pelos de Garfield.
No hay nada oculto entre cielo y tierra. Así que para qué hacernos chibolas y seguir gastando tiempo. Que se termine este show de circo.
Lamentablemente perdimos el documento, pero juramos que todo lo que aquí ha sido escrito es la verdad y nada más que la verdad.
Esta historia (que es una burla a la incapacidad de los fiscales), continuará…
