Familiares de delincuentes en El Pozo querían armar relajo

Los delincuentes recluidos en la cárcel de máxima seguridad El Pozo, ubicada en Ilama, Santa Bárbara han ordenado el asesinato de miles de hondureños.

Además, ellos ordenan extorsiones, secuestros, torturas, tráfico de drogas y otras actividades ilícitas. Por eso es que fueron enviados al Pozo, donde solo reciben una hora de sol y permanecen incomunicados. Hasta las llamadas telefónicas a sus parientes y las visitas están prohibidas.

Sus familiares, sin embargo, se oponen a que estén en El Pozo, y, en lugar de pedirle perdón a la sociedad por las atrocidades que sus hijos, esposos, novios y sobrinos han realizado, exigen que se les dé un trato de rey.

El sábado, para el caso, La Policía Militar de Orden Público impidió que familiares de esos reos peligrosos quemaran pólvora y llantas frente a dicha prisión.

Los parientes de los reclusos se transportaban en autobuses hacia Ilama, pero a la altura de Ceibita (Santa Bárbara) y de Santa Cruz de Yojoa (Cortés), agentes de la Policía Militar encontraron llantas y pólvora que los familiares de los presidiarios llevaban para quemar frente a El Pozo, por lo que les fueron decomisadas.

Algunos familiares de reos, al ser retenidos sus autobuses, abordaron otras unidades de transporte para dirigirse a Ilama, pero la Policía Militar fue alertada para mantener el control de la situación y tomó dichas medidas con el fin de mantener la paz y la tranquilidad en la zona del centro penal de El Pozo.

El pasado miércoles, 755 reos fueron trasladados a El Pozo desde el centro penal de San Pedro Sula, en una operación  sin precedentes ejecutada por la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina) que fue dirigida personalmente por el presidente de la República, Juan Orlando Hernández, desde un puesto de comando en la capital industrial.

Los reclusos que están bajo el régimen de máxima seguridad cometieron asesinatos, extorsiones, secuestros y otros delitos graves contra la población hondureña.