Hermana de Kevin: “No entiendo cómo él ha aguantado todo esto”

Por: Karla Oseguera, Frank Aguilera, Alexis Hernández

(II de III partes)

Melissa Solórzano, la hermana de Kevin, nos abre las puertas de su casa. Llegamos sin hacer previa cita con la esperanza de que ella y doña Betty, su mamá, nos concedan una entrevista.

Acepta, pero pone una condición: “Nada de fotografías. Mi mamá se pone mal cuando habla de Kevin, sufre mucho, y llora. Mi hermano recibe muchas visitas y no quiero que alguien le cuente que mi mamá se puso mal y a llorar”.

Le decimos que sí.

Pasamos adelante. Nos sentamos y nos ofreció agua. Mientras nos servía, dijo: “Hoy ha sido un día horrible, por esos traslados que están haciendo a El Pozo, todo el día he pasado pegada al televisor viendo que no vayan a tocar a mi hermano”.

Doña Betty se puso mal el fin de semana porque no pudo ver a Kevin en el día de la Madre luego de que las visitas quedaran prohibidas por la fuga de una cifra indeterminada de pandilleros del Barrio 18.

Melissa nos explicó que en esos traslados no se llevan pandilleros para El Pozo, sino también a gente como Kevin, que se encuentran en “Diagnósticos”.

Diagnósticos es lo mejor de toda la cárcel por así decirlo. Es un lugar de dos pisos. Los privados de libertad se van ganando los lugares de acuerdo a su antigüedad.

Primero empiezan a dormir en una colchoneta en el suelo, hasta llegar a tener su propia “habitación”: una cama, un balde que tiene varios funciones, tales como echar agua y como sillas para las visitas durante los fines de semana.

Según el relato de la hermana, Kevin durmió un año en el primer piso. Lo que más temía era que lo mordiera una rata.

“De verdad no entiendo cómo Kevin ha aguantado todo eso, si cuando él miraba una cucaracha gritaba para que mi hermano o yo la fuéramos a matar”, dijo Melissa.

Melissa nos contó que el día más doloroso fue el del juicio, cuando lo declararon culpable, “Ya que pensamos que Dios les había escuchado sus oraciones y que Kevin quedaría libre”.

“Ese día ha sido el más duro de mi vida, era una impotencia ver a mi hermano ahí, y saber que él no hizo absolutamente nada. Lo peor es que muchos medios de comunicación no respetaron nuestro dolor”, dice con tristeza.

Melissa es una mujer fuerte y no se doblega a pesar del dolor que la familia Solórzano vive. No pierde, sin embargo, la esperanza de que su hermano quedará libre.

A su lado está doña Betty. La madre de Kevin llora. Se seca las lágrimas y respira profundo. Está lista para platicar con nosotros.

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