Hilda a Juan Orlando: “Vaya, cipote, tirate a la poza, no tengás miedo”

Mujer de carácter fuerte, educada, trabajadora incansable, risueña con alta capacidad organizativa y una de las personas más cercanas al presidente Juan Orlando Hernández, así era Hilda, quien falleciera trágicamente ayer en el helicóptero que cayó en una montaña de Lepaterique, Francisco Morazán.

Dos años mayor que el actual mandatario hondureño, Hilda y Juan Orlando fueron inseparables desde pequeños.

Cuando a ella le llegó el momento de ir al kínder, don Juan, el papá de los niños, le pidió a la maestra que le permitiera dejar a Juan Orlando como oyente para que fuera aprendiendo.

“Nunca se estaba quieto… Juan Orlando era fregón… A veces pasaba a mi lado y me jalaba el pelo, yo lo perseguía y él salía corriendo y nunca podía atraparlo”, recordaba quien llegara a convertirse en una de las manos derechas y cercanas asesoras de JOH.

Al igual que Juan Orlando, Hilda siempre guardó un profundo respeto, admiración y cariño por su papá. En ocasión de un cumpleaños le regalaron una pintura de acuarela de don Juan, y empezó a llorar conmovida.

Don Juan Hernández ponía a su hija a contestar las cartas que le llegaban de todas partes de Honduras, o le encargaba la redacción de notas a alcaldes y dirigentes del Partido Nacional. Así nació su pasión por la política.

Una de las anécdotas que más le gustaba contar era cuando aprendieron a nada en una poza de Gracias, Lempira. “Yo aprendí más rápido, pero Juan Orlando, como era más chiquito, tenía miedo de tirarse al agua. Yo le gritaba ´Vaya, cipote, tirate a la poza, no tengás miedo´, le gritaba, hasta que agarró valor y se lanzó”, contaba la ingeniera.

Cuando Hilda enviudó, Juan Orlando y su esposa Ana fueron la persona que más cercanas y se convirtieron un apoyo clave para la joven madre con dos hijos. Eso los hizo aún más unidos.

Era de las pocas personas que llamaba al presidente sólo por su primer nombre en las reuniones. Aunque difirieran, nunca dejó de haber entre ellos un trato amable.

Pieza en la estructura organizativa y de estrategia en las dos campañas presidenciales de su hermano, sin duda que es un golpe duro para el corazón del líder nacionalista.

A pesar del poder que llegó a adquirir como asesora del mandatario, Hilda era de sonrisa fácil, como se puede ver en las fotografías.

“Estamos profundamente entristecidos por la muerte de la ingeniera Hilda, pero debemos seguir adelante… Si nos viera llorando ella nos regañaría, porque era una mujer alegre a pesar de sus ocupaciones”, dice Zuleyma Zablah.

 

Y así, con esa sonrisa, es como la recuerdan las personas que la conocieron. Que descanse en paz.

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FOTO: Hilda y Juan Orlando fueron inseparables desde pequeños.