Por: Ramón López P.
Honduras sufre, llora la muerte de sus ciudadanos. Independientemente del bando en el que militen, son hondureños.
He visto como familias se rompen, amistades de toda la vida se separan, compañeros de trabajo dejan de hablarse por la diferencia de pensamiento.
Es triste y lamentable, porque los políticos se arreglaran con dinero, negocios, tratos de puestos, etc. Mientras que la rabia contenida que lleva el pueblo no la frenará nadie, crecerá la impotencia, la frustración y seguirán culpando a los políticos por la situación de calamidad en la que se encuentra el país.
Hemos cambiado tanto. No creo que nada vuelva a ser igual, sólo la clase política seguirá siendo la misma.
El daño de todo esto se lo lleva el pueblo, las heridas tardan años en cerrar y muchísimo tiempo más en curar por completo.
Honduras se hunde a pasos agigantados y los jodidos seremos nosotros, los que trabajamos a diario, los que ajustamos de milagro el sueldo a fin de mes.
Los políticos seguirán poniéndose de acuerdo, llevándonos siempre de encuentro.
¡Basta ya!
¡Paz para mis hermanos catrachos, sean del color que sean!
