Las mariposas de oro de Juan Ramón Molina… y las amarillas de García Márquez

Las mariposas de oro de Juan Ramón Molina volaron antes que las mariposas amarillas de Cien Años de Soledad de Gabriel García Márquez.

Sin embargo, los hondureños, como ocurre muchas veces con las buenas cosas de este país, ignoramos este dato.

“Después cuando el jardinero, del jardín del manicomio, sacudió la calavera entre sus dedos callosos, surgieron alborotadas mil mariposas de oro. Brillaron chispas extrañas en las cuencas de los ojos y chocaron como riéndose las mandíbulas del loco”.

Así termina el poema LA CALAVERA DEL LOCO que Molina escribió en 1894, es decir, setenta y tres años antes de la publicación de CIEN AÑOS DE SOLEDAD.

Ahora bien. No trato de restarle méritos a García Márquez, pues resulta que la lectura y el estudio de su obra fueron determinantes para que yo me hiciera periodista.

Coincidentemente, el Gabo y Molina, mis dos escritores favoritos, están unidos por el 17 de abril, pues es la fecha en que el colombiano murió, y el hondureño nació.

La fama de García Márquez está bien ganada, y solo un tonto pondría en duda la calidad de sus novelas, cuentos y reportajes periodísticos.

Pero el olvido en el que permanece Juan Ramón Molina entre sus propios compatriotas es injusto, y habla muy mal de nuestros conocimientos culturales.

En los colegios hondureños nos hablan de Rubén Darío, lo ensalzan, lo aplauden, nos hacen leer Azul, y poco o nada nos dicen de Molina, cuyos poemas, en muchos casos, son mejores que los del nicaragüense.

Tierra, Mares y Cielo, el libro en el que está recopilada toda su obra, bastaría para dar a conocer a Molina a nivel mundial. Si no es así, es por culpa de nosotros mismos.

Mucho debemos aprender en ese sentido de los nicaragüenses, quienes se sienten orgullosos, y con sobrada razón, de su Rubén Darío, y con su nombre bautizan escuelas, avenidas, parques, restaurantes, cafeterías y cantinas, y organizan eventos artísticos que duran una semana para exponer su obra.

¿Y acá en Honduras?

No hay que ir muy lejos. Ninguno de los programas de foros y debates estuvo  dedicado hoy al aniversario de Molina. Tampoco hay reportajes o artículos en los periódicos, y muy pocos hablan de él en las redes sociales.

En parte es desconocimiento, y en parte es porque eso no genera rating. O, para decirlo directamente: “¿A quién le importa que hoy –nació el 17 de abril de 1875-, sea el 142 aniversario del nacimiento de Juan Ramón Molina?”.

¡A casi nadie!

Por supuesto, no todo es culpa del sistema ni de las autoridades encargadas de dar a conocer a los grandes valores hondureños –novelistas, poetas, músicos, pintores, teatristas, escultores, científicos-; también nuestra apatía y pereza tienen mucho que ver.

Más Molina en las escuelas, en la televisión, en la radio, en los periódicos y en las redes sociales.

¡Y más mariposas de oro volando más allá de la ignorancia!