Hay que dar gracias a Dios por la vida de Víctor Manuel Pineda quien estuvo privado de su libertad por malhechores que aman el dinero fácil y que no les queda de otra que ponerse a delinquir llevándose de encuentro a quien sea.
En estos dorados tiempos que una persona salga con vida de un secuestro es muy raro, quizá ayudó mucho el operativo que montó la policía para poder liberar al candidato a diputado del Partido Liberal.
Indigna muchísimo la actitud de algunas personas que comentaron en diferentes medios de comunicación donde se anunciaba que el actor y periodista Pineda fue liberado de sus captores. El vacío que proyectan estas personas en lugar de enojar, da muchísimas lastima y tristeza, son personas que no tienen nada en el corazón y que sobreviven porque no les queda de otra.
Dudo mucho que Víctor Manuel haya querido llamar la atención, montar un show y hacer un drama con esta situación para generar empatía, ganar seguidores y aumentar la cantidad de votos el último domingo de noviembre de este año.
Los que comentaron esto, son parte de los “quejosos” los que no hacen, ni dejan hacer. Los que protestan por todo, por nada, porque sí y porque no, también por si acaso. No aportan nada.
Dan mucha lástima, a ver si algún día cambian la actitud, se bañan en ruda o simplemente empiezan a ser luz y no sombra en este país que tantas manos solidarias y de trabajo necesita.
¡Dejemos la pendejada y cambiemos desde adentro!
