La posteridad le hará justicia a Morazán (la película); los hondureños no

Salgo lleno de emociones de la sala número 1 de Plaza América. Triste por la muerte del general Morazán y por el poco público. Feliz, porque la película de las últimas 48 horas del más ilustre de los hijos de Centroamérica es de altísima calidad.

Aún siento que la música recorre mi cuerpo. Las composiciones merecen convertirse en un disco. De primer nivel. Serán clásicos de la historia musical hondureña.

Aplausos para todos: para Hispano Durón (su director), Dagoberto Martínez (su productor), a los actores, al sonido, al vestuario, al maquillaje, a las locaciones, a la Universidad Pedagógica por apostarle una suma millonaria a este proyecto.

No soy experto en el tema, ni crítico, pero soy exigente con las películas. No creo en esas excusas de “hicimos un trabajo honesto” o “No valoran nuestro trabajo”.

Son excusas. Se hace buen cine o se hace mal cine. En el caso de Morazán, la posteridad le hará justicia, pues pasa la prueba con creces gracias a su calidad.

Vale la pena ir a verla. No una, sino varias veces.

Lamentable, eso sí, el poco público. Por algo fue que Morazán pidió que lo enterraran en El Salvador y no en Honduras.

En eso no cambiamos. Somos “especiales”…

En otros países, la película de su héroe más venerado hubiera sido a salas llenas. Acá no. Eso lo logra un concierto de Maluma y las cuatro babies con las que quiere tener sexo.

Así somos los hondureños con nuestras cosas: apáticos. Preferimos todo lo que sea de afuera, aunque huela a mierda. Cabecitas huecas.

Dudo que Morazán (espero que el tiempo me demuestre que estaba equivocado), llegue a convertirse en un éxito de taquilla.

Sin embargo, eso no debe desmotivar a todos aquellos que tuvieron algo que ver en la realización de esta película. Morazán ha demostrado que sí podemos hacer cine de calidad en Honduras, a pesar de los miles de obstáculos que hay.

Cruzo los dedos para que Hispano Durón y la Pedagógica se metan en otros proyectos cinematográficos. Con Morazán se lucieron. Lo mismo harán con las siguientes películas.

Hoy, que se cumplen 175 años del fusilamiento de Francisco Morazán, propongo que la película sobre su fusilamiento en Costa Rica sea material obligatorio en colegios y universidades, porque sólo así se le podrá quitar un poco la ignorancia a una juventud que no lee, y que pasa con la cabeza metida en el celular, como avestruces.

Gracias a todo el elenco de Morazán. Gracias, gracias, gracias.