No indigna que no sepa dónde murió Morazán; sí que se tome estas fotos

Muchas personas se han burlado, criticado e insultado a Sobeyda Andino, candidata a diputada por el Partido Liberal, porque no sabía cuál fue la primera isla de Honduras a la que llegó Cristóbal Colón, o el lugar en el que fue fusilado el general Morazán.

Sí, estoy de acuerdo: la pobre se vio mal, muy mal.

Tampoco supo cuánta es la extensión territorial de Honduras (dato que muy pocas personas, apuesto lo que quieran, saben).

No conozco a Sobeyda Andino, pero lo que le ocurrió en ese vídeo me tiene sin cuidado. No la juzgo. Me incomoda más que suba fotos en las que sale regalando un remedo de piñata pintada de rojo, blanco y rojo, con su cara y la de otro político, que sería regalada a niños humildes.

¡Eso sí es ignorancia y una forma barata de hacer política que los candidatos a distintos cargos practican!

Volviendo al tema: por las redes sociales, todos somos inteligentes, gallos, vivos, eruditos, sabelotodos… Pero basta con leer la primera oración de la mayoría de las personas y… ¡HORROR, escriben con las de andar!

Pero aún así nos queda tiempo de burlarnos. ¿Qué pasaría si la mala ortografía determinara quién es bruto y quién es inteligente? ¡Pues que todos estaríamos fritos! En mi opinión, eso no es determinante.

Estoy seguro que muchos de los que la critican tampoco lo sabían. Porque estoy también hay que aceptarlo: el nivel cultural de los hondureños es pobre.

Lo vemos en las redes sociales, comenzando por la pésima ortografía, o por las notas que despiertan más interés. En el 15 de septiembre, por ejemplo, llamó más la atención el vestido de la primera dama que los niños de Lempira que formaron su propia banda a puras latas; o la de la muchacha en silla de ruedas que demostró su patriotismo sobre la pista del Estadio Nacional.

Un pueblo que escucha Maluma y a otros tarados que solo de sexo hablan; o que no pasa de ver la sección de asesinados en la televisión; que está idiotizado por el Madrid y el Barcelona, y que parece avestruz con la cabeza clavada en el celular no puede superarse.

Y eso no es culpa del Estado. Es culpa de nuestra propia holgazanería. De nadie más. El Estado no nos impide comprar un libro, meternos en una biblioteca o sintonizar un programa educativo.

De acuerdo: la educación en Honduras tiene muchas deficiencias. Ejemplo: nos meten hasta en la sopa los versos de Rubén Darío, y no nos enseñan los de Juan Ramón Molina, que, en mi opinión, son iguales o mejores que los del nicaragüense.

Si desconocemos la historia de nuestros próceres y de otros grandes hombres que ha tenido Honduras, o de sus lugares, sus culturas, sus tradiciones, es simplemente porque somo perezosos.

Acá en Honduras, todos tiramos la primera piedra. Cuna de genios, de grandes científicos, artistas, músicos, intelectuales…

¡No me jod…!