¿Nos conmueve o no la madre que se desmaya por su hijo preso?

La foto es conmovedora. Doña María Cruz desmayada luego de enterarse que su hijo es uno de los presos que será trasladado a la cárcel de máxima seguridad El Pozo, en Ilama, Santa Bárbara.

¿Quién es el hijo? No lo sabemos.

¿Qué hizo? Lo ignoramos.

No podemos decir si es un criminal, porque eso sería caer en la especulación.

No es la primera vez que la madre de un preso se desmaya. Lo mismo ha pasado con las esposas, amantes, novias, tías y sobrinas.

Sin embargo, es inevitable que uno se pregunte si los padres pudieron haber evitado que sus hijos se convirtieran en maleantes, o si prefirieron hacerse los desentendidos.

¿Cuántos asesinatos, cuánto dolor, cuántos niños huérfanos, se pudieron haber evitado si los padres hubieran actuado con firmeza con sus hijos o los hubieran denunciado con las autoridades.

Los delincuentes al menos están vivos y sus madres pueden visitarlos. Otras madres hondureñas no tienen esa dicha, y ellas también se desmayaron, pero del dolor de ver a sus hijos acribillados a balazos.

Por eso, como sociedad, cada vez nos volvemos más duros e indiferentes con casos como el de esta madre que fue noticia en los medios de comunicación.

La foto de doña María es conmovedora, sí. Pero aplaudimos que su hijo sea trasladado a una cárcel de máxima seguridad donde sólo tendrá derecho a una hora de sol, y donde están prohibidas las visitas de sus familiares.