Óscar Gómez: el policía que hizo llorar a Yamaranguila…

Cuando un mal policía hace una fechoría, el escándalo es enorme. Y con razón. Por ellos están para protegernos, no para asaltarnos, extorsionarnos o asesinarnos.

Pero cuando un agente o un oficial cae en eso que llaman el cumplimiento del deber, todos hacemos silencio. Y no nos indignamos. Tampoco exigimos justicia. Mucho menos le tendemos una mano a su madre, esposa o hijos.

El domingo, una banda de criminales HDSMMDP (hijos de sesenta mil millones de p…), le tendieron una emboscada al agente Óscar Gómez y lo asesinaron.

Cuatro policías más fueron heridas.

Según el informe policial, los cinco uniformados realizaban un patrullaje de rutina la RPM 571, y de repente fueron emboscados que les dispararon.

Ojo al dato: en lo que va del año, tres policías han muerto y siete resultaron heridos. Es parte de esta profesión tan dura y sacrificada: dar la vida para que los demás estén bien, caminen seguros por las calles, jueguen felices con sus familias.

Ayer, Óscar fue sepultado en Yamaranguila, la pobre comunidad de Intibucá que lo lloró, mientras en el resto del país seguíamos indiferentes.

Sí, sí hay aquellos que deshonran el uniforme. Y sí, sí hay -y muchísimos, la mayoría-, policías que cada día se la juegan para que yo pueda escribir tranquilamente este artículo… y que otros puedan leerlo.

Sí, sí hay policías que se la han jugado y a punta de sacrificio extenuante han ayudado que los asesinatos por cada cien mil habitantes bajara de manera dramática.

Llora Yamaranguila, en medio de nuestro silencio e indiferencia, el cobarde asesinato de Óscar Gómez. ¡Gracias, héroe de uniforme azul!

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