Para la H no hubo aplausos; para la obra Made in El Salvador… ¡Sí!

A las 6:20 p.m. sentí tristeza por el empate de la H en Costa Rica. Más que por mí, que no siento ni frío ni calor por el equipo de Jorge Luis Pinto, pensaba en la gente, especialmente en aquellos que encuentran en el fútbol un refugio en el que se ablandan las durezas de la miseria.

Tres horas más tarde, el alma me temblaba de indignación, y debo reconocer que tuve que hacer un esfuerzo por no llorar.

Pero no era por el fútbol.

En el escenario del Teatro Memorias de Tegucigalpa, cuatro actrices salvadoreñas personificaban a las bordadoras, esas humildes mujeres en varias países del mundo (incluyendo a Honduras), que son explotadas por las grandes industrias de ropa a cambio de una paga miserable que apenas les ajusta para sobrevivir.

La obra se llama MADE IN EL SALVADOR (Hecho en El Salvador). Es del Teatro El Azoro y nos hurga en el conformismo y nos pone a reflexionar con este montaje que, sin caer en lo panfletario ni en las consignas robotizadas, nos estremece.

Madres, tías, abuelas o hermanas de niños que caminan descalzos y visten ropa llena de agujeros, trabajan hasta el agotamiento físico y mental, y elaboran prendas que las transnacionales compran por dos dólares y venden al público -como vos y yo-, por cincuenta, sesenta o setenta dólares.

Me dolieron la tendinitis en el hombro, el síndrome del túnel carpiano y los malestares de espalda y de rodillas, pero más los puñetazos que un marido borracho y juerguista le dio a una de las bordadoras.

A pesar de la tragedia que las mujeres viven a diario, siempre hay lugar para el buen humor y el doble sentido. Y así, en medio del silencio, una de ellas les pregunta a las otras tres: “Adivinanza… Lo duro se mete en lo blando y quedan dos cosas colgando, ¿qué es?”.

Y la sala del Memorias se carcajeó con la respuesta: “Los aretes”.

Decir que Alicia Chong, Ruth Aragón, Paola Miranda y Egly Larreynaga nos robaron el corazón con su actuación se queda corto. Dicen que una imagen vale más que mil palabras. En este caso, fueron los casi dos minutos ininterrumpidos de aplausos los que hablan más que mil palabras.

¡Impresionante!

Para la H no hubo aplausos; para la obra Made in El Salvador, sí. Y van los míos también para el Teatro Memorias por el montaje de un festival centroamericano de altísimo nivel.

Y es apenas el inicio. El jueves 12, viernes 13 y sábado 14 le toca el turno a Náufragos en el parque de distracciones del Teatro Memorias. Interpretan Edith Solís y Jean Navarro.

Son un poco más de las 8:30 de la noche. Salgo del Teatro Memorias y ya no pienso en aquellos hondureños que se refugian en el fútbol, sino en las mujeres que a esta hora siguen bordando y que, en medio del cansancio, deben soportar las imbecilidades de sus maridos.

¡Bravo al Azoro y al Memorias!

afiche

(Fotografía Clarissa Donaire).