¿Por qué los capitalinos conducimos como animales?

Foto de archivo

No hay respeto en las calles de Tegucigalpa. En esta selva de concreto impera la ley del más fuerte, del que no hace el alto, del que te echa el carro (porque así demuestra que es macho), del que va a cien por hora mientras envía mensajes por celular, del que no te da la pasada, del que no quiere hacer fila y encarama su carro en la acera y pone en riesgo a los peatones), del imbécil que pita, del que se pasa el semáforo en rojo, del simio que se baja a insultar y a amenazar a otro conductor, del que se pasa el semáforo en rojo…

Encabezados por buseros, taxistas, motociclitas y conductores de motostaxis, los imbéciles hacen los que les da la gana, convirtiendo a la ciudad en un infierno desde tempranas horas del día.

Yo me paro donde me da la gana.¿Y qué?

Yo me le meto a los demás.

Yo a nadie le doy la pasada.

Los capitalinos demostramos detrás del timón la poca educación, cultura y respeto que tenemos por los demás.

Muchas de las filas interminales son provocadas por los abusivos. De nada sirven puentes, túneles y vías rápidas si un taxista se detiene y tranca el flujo del tráfico.

Y no se trata de si fuiste a la escuela o no, porque vemos a idiotas que van en Prados y otras camionetas de lujo que le echan el carro a los demás y aquel que se haga a un lado o que se aguante.

Conducir en Tegucigalpa, donde hay que manejar pegado al carro de en frente porque si dejás un espacio prudente viene un idiota y zas, se te mete, es insoportable, un dolor de cabeza… y de OO´s.

Vemos personas “estudiadas” que se conducen de manera penca, que nunca le dan la pasada a un peatón, que pitan apenas el semáforo se pone en verde…

Tema aparte son los motociclistas, que invaden el espacio de los demás provocando con sus imprudencias muchísimos accidentes.

Es cierto que la ciudad colapsó, pero los idiotas del volante tampoco ayudan mucho…