Refresquería “Rossy”: rinconcito con sabor en el San Isidro

Si tenés por costumbre visitar el San Isidro, por cualquier callejón que entrés encontrarás una historia diferente, personas que en su rostro reflejan la lucha que viven día a día en este reconocido mercado.

Y si te querés echar un buen jugo, te recomiendo los que hace doña Rosa, a quien vas a encontrar siempre con su delantal y todo el ánimo del mundo para atenderte.

¿Cuantos años dándole sabor a la gente? -le preguntamos.

Tengo mas años que vos, hijo mío. En este mercado he vivido muchas experiencias, de aquí viven mis hijos, aquí crecí, en este trabajo y si a tus padres se les hace posible, te ponen la canasta o el puesto desde que naces.

Ella era la persona que buscaba, ella es Doña Rossy, un legado en este mercado, ella es hija de una mujer que también se convirtió en leyenda en este terreno, su señora madre era muy conocida por vender chicharra y chicharrones, a pesar de mi edad logro recordarla y pregunte sin saberlo.

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Doña Rossy prepara su jugo de mora a un cliente.

¿Y la señora que vendía chicharrones?

Era mi mamá, 75 años le dio a este mercado; ella es la que llenaba de chicharrones este mercado.

Las personas se detienen en Refresquería Rossy y preguntan: “¿Qué fresco tiene?”.

Las muchachas con delantal contestaban.

“Tenemos horchata, marañón, melón, maracuya, fresco de chan, tamarindo, mora, piña, limonada y ensaladita de frutas con miel…”.

Estudiantes, trabajadores, hombres de saco y corbata, señoras, adolescentes, altos, bajos, blancos o negros… Muchísimas personas le compran a doña Rosy.

Y yo también, así que sin pensarlo dos veces le dije: “Deme una limonada, por favor”.

Justo lo que esperaba: un verdadero fresco natural. Son las doce del mediodía y la limonada cae de maravilla.

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Hora de entrada

Aquí entramos a las 6:30, la fruta queda rayada. Hacemos los fresquitos y picamos la fruta para las ensaladas porque ese es un buen desayuno. Aquí vendemos bastante, no puedo decirle una cantidad exacta, pero a las cuatro o cinco de las tarde que nos vamos los barriles están vacíos -dice doña Rosy.

Un buen acompañante…

Un señor venía caminando con una buen plato de sopa de fríjoles con pelleja, jeeeee, ese sí iba ser un buen almuerzo.

El señor se detuvo a platicar y pidió un fresco de marañón, me acerqué y le dije, “Buen almuerzo, verdad, compa”…  Y me dijo: “Sí, compa, mire, con una buena sopa de fríjoles con pelleja y un fresquito de marañón estoy cheque y nos vemos mañana”.

Y así finalizamos nuestra visita a Refresquería Rossy, un rinconcito con miles de sabores. Así que la próxima vez que  vuelva a pisar las calles de Comayagüela y visite el popular mercado San Isidro, dese una vuelta por aquí y pida algo para reanimar la garganta.

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