Sólo en Honduras -y en la mente torcida de muchos-, es que se puede señalar a Tatiana Núñez como la culpable de que a su hijo se lo hayan asesinado a balazos.
Por increíble que parezca, hay quienes, en lugar de exigir justicia, señalan con dedo acusador a la madre por el hecho de que le daba permiso a su hijo para que saliera en horas de la noche a beber con los amigos que terminarían asesinándolo.
Tatiana Núñez ha reconocido que le faltó firmeza para disciplinar a su hijo. Pero, ¿es motivo suficiente para que nos enseñamos con ella, la insultemos y la responsabilicemos de la tragedia?
Lo real es que un joven que vivió con descontrol y buscó amistades peligrosa fue asesinado, y que el culpable, así como los que fueron cómplices, deben estar en la cárcel.
No se trata de santificar a Carlitos. Se trata de apoyar a la madre que exige justicia y se le planta de cara a un sistema que es, hay que decirlo, una mierda.
Es verdad: hay muchas otras víctimas de la violencia en Honduras. Por desgracia, no todos, por distintas razones, luchan después por encontrar la verdad.
Unos de lo dejan con resignación a la mano de Dios. Otras, como Tatiana Núñez, están decididas a llegar hasta las últimas consecuencias.
Da risa, pero también existen aquellos que dicen que esto ya parece una telenovela y que “ya la rayan con Carlos Collier”.
Claro, como no les tocó a ellos recoger el cadáver de su hijo en un basurero…
Mi solidaridad con la familia de Carlos Collier. Y mi esperanza, ingenua, pero esperanza al fin, de que los jueces se comporten con rectitud y apliquen la ley con la severidad que merece este caso.