#TodosSomosAnnaMuñoz. ¡Respeto a la mujer!

Con Anna Muñoz sólo he platicado en un par de ocasiones. Ella no se acuerda de mí, pero eso es lo de menos. Igual, yo tampoco sé mucho de quien fuera, hasta hace unas hora, presentadora de noticias de Televicentro.

Eso, sin embargo, no impide que yo me haga una idea de que es una mujer inteligente y de fe.

Tampoco conozco la identidad del “hombre” que filtro el “escandaloso” vídeo en el que Ana aparece desnuda en la ducha.

Sin conocerlo, y por lo que hizo, puedo concluir que ese “hombre” ni siquiera es “hombre” (entre comillas), sino que “poco hombre”.

No vamos a entrar en el detalle del vídeo. Al final de cuentas, cada uno es libre de hacer en la intimidad lo que le venga en gana.

Pero esa intimidad, en este caso entre dos personas, se rompe cuando uno  de los involucrados decide, no se sabe con qué torcidos propósitos, divulgar un vídeo en el que su pareja se expuso creyendo ingenuamente que su novio, amigo, esposo, amante… era de fiar.

Ese fue el error de Anna Muñoz. Confiar en un tipejo.

Una vez publicado el vídeo –que circula de arriba abajo en las redes sociales, como una montaña rusa-, sólo un idiota, ignorante, machista, pendejo, rependejo, misógino, acomplejado, etcétera-, puede regocijarse y atacar, en este caso a Anna, con toda clase de bajezas.

Sólo alguien con el corazón podrido puede aplaudir (y disfrutar), con lo que le ha ocurrido a Anna Muñoz.

Ella es la víctima, señoras y señores. No hay delito, ni la hace menos íntegra que nosotros, el hecho de dejarse filmar en la ducha.

El victimario, el que no tiene integridad, es el que divulgó el vídeo. Al menos así lo veo yo.

Me sorprende que haya personas que sostengan que Anna “se lo tiene bien merecido”; “¿Y qué esperabas si fue ua sinvergüenzada lo que hiciste?” o “Eso te pasa por hacer cosas inmorales”.

Perdón.

Pero ni se lo tiene bien merecido, ni es sinvergüenzada lo que hizo, ni es una inmoral. Insisto: el sinvergüenza, el inmoral, es el que divulgó el vídeo.

Mi solidaridad con Anna, la mujer, la madre, la hija, la soñadora, la presentadora. Cabeza en alto, que usted no ha hecho nada malo.

De corazón espero que esta amarga experiencia la convierta en una mujer más fuerte y que pueda ayudar a otras mujeres que son víctimas del machismo que, por desgracia, tiene una presencia fuerte, diaria, asfixiante, la sociedad hondureña.

Estoy seguro que saldrá victoriosa de estas batallas que le toca librar al mismo tiempo: contra la morbosidad,  una enfermedad y el desempleo.

#TodosSomosAnnaMuñoz