La historia de Jimmy Cruz nos demuestra que cuando a uno le apasiona algo, por más obstáculos que tenga, siempre va a lograr su objetivo.
Jimmy tiene 33 años y es médico general graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), en el 2016.
A pesar de que estudió bachillerato en Electricidad, siempre supo que su vocación y su pasión era Medicina.
“Desde pequeño supe que esto era lo que me apasionaba, una vez andaba en el centro con mi mamá y vi a una pareja de estudiantes de Medicina que andaban de blanco y con un estetoscopio y le dije mamá ´Yo quiero andar así´”, expresó.
A pesar de que ya tenía definida su visión y pasión en esta vida, las cosas no iban hacer nada fácil, hijo de madre soltera, con una situación económica bastante precaria que lo obligó hacerse independiente desde el sexto grado.
“Me puse a trabajar en una zapatería de mi tío y en la tarde me iba al colegio a estudiar y en la noche terminaba el remiendo que estaba haciendo de los zapatos”, dijo Cruz.
Toda su secundaria vivió así, trabajando y estudiando, y fue hasta que se graduó de bachillerato que su papá le ayudó para que ingresara a la UNAH a estudiar Medicina.
“Mi papá me recogió cuando entré a la universidad y me apoyó solo un año, porque después el dinero no ajustaba”.
En 2005 empezó a trabajar en la Fuerza Aérea Hondureña de mesero.
“Un día estaba en la esquina de mi casa y pasó un señor y me dijo ´¿No querés trabajar de mesero?´. Mi respuesta fue que yo nunca había trabajado eso, pero él me respondió que me iban a enseñar”, dijo Jimmy.
Jimmy entraba a las cuatro de la tarde y salía a las tres de la mañana y llegaba a su casa a repasar las clases y era raro las veces que se quedaba despierto al no aguantar el sueño.
“La mayoría de veces me quedaba dormido, y aprovechaba a estudiar en el bar, mientras no hubieran clientes”.
A medida pasaba el tiempo las clases se dificultaban y llegó el trabajo social (le tocó en la ciudad de Danlí), donde nos cuenta que los maestros sí lo apoyaban.
“Lo maestros me brindaron su apoyo, me tocaba estar desde las seis de la mañana hasta las tres de la tarde allá y después agarraba viaje para Tegucigalpa, porque tenía que entrar al trabajo y yo salía de acá a las dos o tres de la mañana, me quedaba durmiendo una hora y me iba otra vez a Danlí”, expresó Jimmy.
Aunque logró graduarse de médico, su situación no ha cambiado de mucho, ya que no encuentra trabajo fijo, y solo da consultas en los Clipers, donde gana 40 lempiras por consulta.
Obviamente esto no le da para salir adelante, la Fuerza Aérea le dio la oportunidad de trabajar como médico en esa institución, pero por presupuesto con la plaza de mesero (en otras palabras devengando el salario mínimo que recibe un mesero).
“Mi sueldo acá es poco, solo saco 40 lempiras por consulta y hay días en los que va muy bien y otros en los que en realidad son malos y no me hago ni eso, en la Fuerza Aérea estoy metiendo papeles para que me contraten como doctor, pero dicen que no hay plaza, por estoy haciendo la labor de doctor pero, con el mismo sueldo que recibía antes”, agregó Cruz.
De verdad me parece un hombre admirable y súper luchador que a pesar de las circunstancias salió adelante y cumplió su pasión y me parece imposible que este sin trabajo y que su esfuerzo no valga la pena.
Fotos: Frank Aguilera.
