Los números son para ponernos los pelos de punta y pegar el grito en el cielo. Ojo: a esto hay que ponerle mucha atención, especialmente esos padres que son alcahuetes.
Según el Instituto Hondureño para la Prevención del Alcoholismo, Drogadicción y Farmacodependencia (Ihadfa), un niño hondureño (hoy en día) comienza a fumar cigarrillos o marihuana a los 12 años, mientras que las niñas comienzan a los 14, en pleno inicio de la adolescencia.
La “marihuana”, ocupa el primer lugar en consumo y comercialización entre jóvenes de 9 a 18 años de edad, sin distinción de géneros o raza
El segundo lugar es para las bebidas alcohólicas, que según el Ihadfa, son consumidas por un 51 por ciento de los jóvenes.
Es decir, 5 de cada 10 muchachos ya cayó en las “garras” de las drogas y el alcohol.
En los centros educativos, las barreras de seguridad no existen cuando de consumo se trata; las “mañas y astucias” son ingeniosas y los “chavos” demuestran sus habilidades, desafortunadamente no para algo bueno.
Datos escalofriantes tomando en cuenta que yo (28 años) a esa edad ni se me cruzaba por la mente si quiera pensar en probar algo así…¡Me mataba mi mamà, ni quiera Dios!
Esto nos lleva a otro punto importante: según las estadísticas del mismo Ihadfa, la gran mayorìa de estos jóvenes que se introducen a este mundo provienen de familias desintegradas y con problemas econòmicos.
Familias en donde los padres están separados, o viven en Estados Unidos o España, o los niños viven solo con un familiar, ya sea abuela (o), tía(o) o hermana (o) y por lo general son niños (menor de 18 años) de familias pobres, que son el 60% de la población segùn datos del Instituto Nacional de Estadística.
Son problemas que no justifica la acciòn, pero que, cuando vivís en colonias calientes “donde entra el que quiere y sale el que puede” y la única persona que te rodean son las malas compañías, es difícil no tener otra opción.
Es decir que el número de probabilidades que un niño entre al mundo de al alcoholismo es cada vez más alta respecto pasa el tiempo y es donde las autoridades de educación, de salud y sobre todo los padres deben de poner mayor atención.
Por otra parte está, hay jóvenes que también ingresan a este mundo de los vicios, jóvenes de clase media y alta, que también apenas entran a la adolescencia.
Según el Ihadfa, algunos también provienen de familias desintegradas, y que no logran sobrellevar bien la situación.
PERO hay quienes solo lo hacen por simple vagancia, estupidez, y porque “otro de sus amigos lo hace” y a esos cipotes son a quienes los padres le deben de dar su buen par de nalgadas y fajazos, a la vieja escuela, para que se les quite lo pen…sante.
