Por: Karla Oseguera, Frank Aguilera y Alexis Hernández
(I de III partes).
Son las tres y media de la tarde cuando nos estacionamos frente a la posta policial de El Chimbo, en la carretera que va hacia Valle de Ángeles. Entramos, saludamos al oficial de turno, nos presentamos y le decimos: “¿Usted sabe dónde vive la mamá de Kevin Solórzano? ¿Nos podría llevar?”.
El oficial contestó: “Ni los puedo llevar, ni les puedo decir, porque ellos están resguardados por Derechos Humanos, si me traen una nota de ellos con gusto los llevo”.
Nos fuimos e ingresamos en la primera entrada de El Chimbo. Nos bajamos a preguntarle a un taxista por la dirección de la casa de Kevis y nos dijo: “No, jóvenes, acá andan mal, es en la otra entrada”.
Nos fuimos a la segunda entrada, después del puentecito de El Chimbo. Así llegamos al tope de la calle, exactamente donde queda la casa de Edwin Eguigure, el ex fiscal que murió asesinado en noviembre de 2014.
Tres hombres participaron en el asesinato. Según la Fiscalía, uno de esos hombres era Kevin Solórzano.
El portón de la casa es café. Hay bastante monte. Hay dos casas a los lados. A la derecha, una de madera con malla ciclónica y al lado izquierdo una casa muy bonita con unos ventanales grandes.
FOTO: Camino hacia la casa de el ex Fiscal.
FOTO: Casa de el ex fiscal Eguigure.
La calle es de lodo color rojo; con la lluvia se hace una lodillo. Cuatro niños juegan en una bicicleta.
Decidimos caminar de su casa al lugar del crimen. Ese 11 de noviembre de 2014, Eguigure caminó junto a su esposa y sus hijos a paso moderado.
Nosotros nos tardamos tres minutos. En este recorrido solo encontramos tres casas. Una es una pulpería de madera.
FOTO: Casa de la esquina donde mataron al ex fiscal. (Lugar del crimen).
Tocamos el portón de una casa de la esquina de dos pisos, estilo campestre color rojo. Salió una señora, muy amable al principio, pero solo le pregunté “¿En está zona es donde mataron al fiscal?”, y el semblante le cambió de inmediato, se puso nerviosa, asustada y me contestó “¿Yo no vivo acá, no sé nada, váyase”. Fuimos a otra casa. Para llegar subimos 40 gradas.
FOTO: Iglesia donde estacionaban los carros por mientras arreglaban la calle.
Las casas son de bloques, desde la calle no se ven porque están rodeadas de muchos árboles.
Nos encontramos con un vecino que nos aseguró que lo vio todo. Pide el anonimato. Le pondremos “Javier”. Salió de su casa, bajamos y llegamos a la escena del crimen.
Las primeras palabras de él fueron: “Yo lo vi todo y Kevin es inocente”. Luego nos dio su testimonio. Es el mismo que dio en los juzgados durante el caso, pero cuenta que “No me creyeron”.
FOTO: Este es el lugar donde estaba “Javier” viendo el crimen. El circulo rojo indica el lugar donde el cuerpo del fiscal quedó tendido, a la par su esposa.
TESTIMONIO ÍNTEGRO
“Ese día me levanté temprano y cuando pasó lo del asesinato del ex fiscal yo estaba detrás de un árbol tupido y desde allí pude ver.
Eran dos hombres, de 38 a 40 años, muy fornidos Uno de ellos tenía una cicatriz en la cara y llevaba una cola en el pelo; el otro llevaba una gorra moteada, en ningún momento era Kevin.
La esposa de Eguigure gritaba ´¡Auxilio!´ desde el portón rojo y cuando lo estaban apuñalando decían ´No lo maten así´, luego de eso lo acurrucaron al paredón y le metieron dos tiros.
A ella le apuntaban pero los disparos nunca salieron, luego de que se terminara todo eso yo fui el primer vecino que salió a rescatarlos, la señora estaba sentada en la maya ciclónica abrazando al hijo.
El hijo decía ´¿Por qué mataron a mi papá así, por qué?´, y la señora gritaba ´No quiero que ningún hijo de la gran puta se acerque´. La vecina de la casa de la esquina vio todo, lo que pasa que nadie se atrevió a hablar. Yo fui el único que sirvió de testigo a favor de Kevin.
Las autoridades se tardaron como media hora para llegar al lugar del asesinato. Los primeros que llegaron fueron los bomberos, con mis manos rodeé los proyectiles con piedras, conté como seis proyectiles.
FOTO: Lugar del crimen.
Las autoridades no hicieron bien su trabajo, en una esquina quedó el cuchillo con que lo apuñalaron, era de cacha amarilla, un manojo de llaves y un control de un portón, en ningún momento se pusieron guantes ni nada, solo lo echaron en una bolsa.
Ni yo que soy una persona humilde, sé que eso no se debe hacer, porque era prueba.
Los bandidos se fueron de aquí como Pedro por su casa.
Mucha gente se pregunta ¿por qué los fiscales -Eguigure y su esposa-, venían caminado y no en su carro? En ese momento estaban arreglando la calle y no se podía pasar, los carros ellos los tenían por la iglesia, ahí los tenían que dejar, es más ellos venían de botas de hule por el lodo.
Todo lo que le estoy diciendo se lo juro por Dios, uno tiene hijos y yo me pongo a pensar en ese pobre muchacho”.
Nos despedimos de ese lugar y nos fuimos para la casa de Kevin, una casa que queda a un kilómetro del lugar de los hechos.
FOTO: Camino hacia la casa de Kevin.
Este camino se nos hizo eterno y nos hicimos miles de preguntas.
¿Kevin es culpable?
¿Caminó un kilómetro de regreso a su casa manchado de sangre?
¿Nadie lo vio?
¿Por qué los vecinos no hablaron?
¿Realmente se conocen los vecinos en este lugar?
¿Los asesinos vivirán en este lugar?
En fin.
De repente estábamos frente a la casa de Kevin. Tocamos la puerta y nos abrió Melissa, su hermana. Le pedimos una entrevista. Nos dijo que sí, pero puso sus condiciones…
(Continuará).
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Fotos: Frank Aguilera.
