Hay una sola cosa que me puede hacer madrugar un domingo, ir a jugar la buena potra a las burocráticas. No importa que tan ajetreada haya estado la noche o recién amanecido, pero siempre me levanto para ir a jugar.
Hace días no me levantaba tan temprano para hacer algo diferente, pues hoy me tocó ver a una sobrina desfilar con el kínder. Es una alegría la que tienen estos cipotes que no quieren terminar de desfilar, mientras uno, con la lengua de fuera, los ve y les toma fotos.
No perdamos las buenas costumbres de compartir en familia y que este mes patrio llevemos a nuestros hijos (En mi caso a la sobrina) a ver los desfiles.