No solo los judíos, testigos de Jehová, homosexuales y enemigos políticos estuvieron en la mira de Adolfo Hitler.
Según documentos de su “lista negra”, ese loco también quería matar a escritores, músicos, artistas…
¡Pija´e loco el del bigotillo!
A 75 años de la su elaboración, el Reino Unido ha rescatado del olvido una “lista negra” elaborada por Hitler con nada menos que 2 mil 820 personajes famosos que los alemanes debían asesinar una vez conquistado Londres.
Esa “lista negra” está disponible para su consulta en la página web del Imperail War MUseum.
http://www.iwm.org.uk/collections/item/publication/17293
La lista ha sido traducida al inglés y digitalizada para su consulta en la página web del Imperial War Museum de Londres.
Al leerla, queda claro el perfil de odio del nazismo, con nombres que incluyen al premier británico, Winston Churchill.
La lista es tan variada como curiosa.
Además de Churchill o Clement Attle (en ese momento vicepremier británico), parecen inevitables.
Pero… ¿Herbert George Wells, autor de La guerra de los mundos?
¿O la escritora Virginia Woolf?
Sí, ambos estaban en la lista, así como Robert Baden Powell (fundador de los Boy Scouts) y el actor Noel Coward (merecedor de un Oscar honorífico en 1943).
A LA MUERTE
Voceros del Imperial War Museum explicaron que el nazismo hizo 20 mil copias de la “lista negra”, de las cuales sólo se conservan dos.
“Es la primera traducción que se ha hecho en inglés de la lista nazi. Las personas habrían sido detenidas en primer lugar y, posteriormente, asesinadas casi con total seguridad”, explicó Tim Hayhoe, director del museo.
Entre los cientos de nombres también destaca el de Conrad Fulke Thomond O’Brien-ffrench, agente británico de inteligencia durante la Primera Guerra, y que anticipó la anexión de Austria al Tercer Reich y permitió que miles de judíos huyeran del país a tiempo.
O’Brien-ffrench fue el personaje que inspiró a Ian Fleming, su amigo íntimo, a crear la figura literaria de James Bond, el agente 007.
Hitler también tenía pensado eliminar a Francis Foley, un espía que desde un puesto en la aduana de Berlín salvó a más de 10 mil judíos.
La historia lo recuerda como el Schindler británico.
Y a Martha Cnockaert, una agente doble durante la Primera Guerra Mundial que estaba retirada del servicio activo desde 1939.

EL MÉTODO
La idea de Hitler era simple. Una vez que la Lufwaffe hubiese acabado con la Fuerza Aérea Real, y las tropas de tierra (el Herr), hubiesen conquistado Londes, las SS y la Gestapo debían capturar y matar a los casi 3 mil “enemigos” de Alemania.
“Algunas personas eran buscados por más de un departamento nazi. La rama 4E4 pertenecía a la Gestapo, y si alguien era capturado por ellos no habría salido vivo”, explicó el experto.
El departamento 4A4 era el llamado de Asuntos Judíos. Churchill, por ejemplo, habría ido al C49, uno de los que llevaban a los prisioneros trofeo –agregó.
Al final, los aliados le dieron una patada en el trasero a Hitler y a sus estúpidos, y el plan nunca fue ejecutado.
