Melissa Margarita Calderón Ojeda forjó su reputación a sangre y fuego.
No por nada se convirtió en la sicaria más poderosa y temida de México, sobre cuya espalda recaen las muertes de unas 170 personas.
Tras ser buscada durante años, el reinado de terror de La China cayó por una traición: su novio -detenido días antes-, negoció mejores condiciones con las autoridades y la entregó. La apresaron cuando estaba a punto de subir a un avión.
Con apenas 30 años, su currículu no tiene nada que envidiarle a los de los criminales más sanguinarios.
Durante años fue la jefa de las Fuerzas Especiales de Los Dalmaso, del poderoso Cártel de Sinaloa.
El líder de esa organización narco, Joaquín El Chapo Guzman, le tenía gran confianza y -por ello- la había puesto a cargo de sus sicarios. Pero la alianza de muerte se rompió.
Molesta porque iba a ser desplazada de su cargo en el cártel, La China se independizó. Formó su propio “ejército de sicarios” y mantuvo una sangrienta disputa con otras organizaciones narcos que se cobró la vida de más de 170 personas en La Paz.
El sábado pasado, Melissa fue arrestada en el aeropuerto de la ciudad de Cabo San Lucas. Estaba a punto de subirse a un avión para abandonar el estado de Baja California.
El secretario de Gobierno de ese estado, Alvaro de la Peña, confirmó su detención y destacó que se hizo “de una manera totalmente limpia, sin armas de fuego, sin disparo alguno”.
El funcionario explicó que hallaron a Melissa “gracias al intercambio de información de inteligencia”.
Según los medios mexicanos, el “dato” sobre el paradero de La China lo aportó su novio, Pedro El Chino Gómez, quien fue detenido en julio pasado. Gómez negoció con las autoridades una reducción de pena a cambio de entregar a su pareja.
Pero eso no fue todo: también reveló detalles del funcionamiento de la organización liderada por su pareja, así como la ubicación del “cementerio” secreto, donde habían ocultado los cuerpos de sus víctimas.