Del lápiz al disco ‘colgante’
Google ha decidido jubilar el diseño de lápiz de memoria del anterior Chromecast por uno que a primera vista sorprende: un diso de poco más de tres centímetros de diámetro y 1,2 de grosor con un cable plano HDMI integrado. Parece un cambio caprichoso, pero tiene sentido.
En muchos televisores, los puertos HDMI están justo al borde, por lo que el Chromecast anterior acababa sobresaliendo por un lateral. Con este nuevo diseño puedes ocultarlo doblando el cable y acoplándolo magnéticamente a la parte posterior del disco, o dejarlo colgado si tienes problemas de espacio (por ejemplo, si tu televisor está muy pegado a la pared o colgado de la misma). Si optas por esto último, quedará algo parecido a la foto de debajo. Tal vez no muy estético, pero 100% práctico.

¿Cómo utilizarlo? Muy sencillo y más rápido que antes, y esa es una de sus principales ventajas. Solo tienes que descargarte la app oficial de Chromecast en tu iPhone, Android o añadir la extensión Google Cast en el navegador Chrome para enviar contenido desde el ordenador (PC o Mac). Conectas el Chromecast a un puerto HDMI del televisor, lo enchufas a la corriente (no tiene batería) y sigues las instrucciones. El Chromecast se conecta a la wifi de tu casa y en menos de un minuto puedes empezar a enviar al televisor vídeos de YouTube (con una resolución máxima de 1080p), canciones de Spotify o juegos. Básicamente tu ‘smartphone’, tableta u ordenador actuarán como un mando a distancia desde el que controlarás qué aparece en la tele.
Según Google, el nuevo Chromecast es mucho más rápido que antes gracias a sus tres antenas wifi (frente a una sola en el modelo anterior). Soporta además el estándar 802.11ac más rápido. Y sí, la diferencia es notable.