Tito Ochoa, el genio del arrabal

EL ALMA BUENA DEL ARRABAL

AUTOR: Berthold Brecht.

DIRECTOR Y ADAPTACIÓN: Tito Ochoa.

FUNCIONES: jueves 15 y viernes 16 a las 7 PM; sábado 18 a las 4 y 7 PM.

ACTORES: Inma López, José Luis Recino, Gary Nazar, Marey Álvarez, Jean Navarro, Walter Lobo, Bruno Valladares y Gyandendra Portillo.

ENTRADA: 100 lempiras y estudiantes y adulto mayor 80 lempiras.

LUGAR: Casa del Teatro Memorias.

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POR: ÓSCAR FLORES LÓPEZ

FOTOS: SERGIO MONTERO

Aquí estoy yo, humildemente sentado sobre el escenario del Teatro Memorias, con el lápiz tinta en una mano, y la libreta en la otra. Frente a mí tengo a una de las mentes más brillantes de este país: Tito Ochoa.

La sala está casi a oscuras, y un muchacho sube por la escalera para revisar que todo esté en orden: las luces, el telón…

A pesar de su genialidad, Tito Ochoa le da una patada en el culo a las ínfulas de grandeza y a las poses de divo (tan comunes en nuestra sociedad), y habla conmigo como si yo soy un viejo amigo que ha llegado a saludarlo.

Pero no nos confundamos ni nos engañemos. Porque a pesar de la espontaneidad, sus respuestas son pequeñas perlas de vida, de emoción, de pensamientos, de sueños, de metas cumplidas y por alcanzar, y de reflexiones profundas que él elabora con la delicadeza de las manos de un joyero.

No es una conversación cualquiera…

La entrevista dura exactamente 26 minutos con once segundos. En ella, Tito Ochoa habla de los temores que implica montar EL ALMA BUENA DEL ARRABAL, la obra que él logró domar a punta de trabajo extenuante, pasión, locura y terquedad.

Dentro de unas horas, el Teatro Memorias abrirá el telón. Mientras ese momento llega, sigo dialogando con esa sensación casi de vergüenza que me da cuando yo, hombre de mediana inteligencia -y ya con estoy sueno pretencioso-, estoy frente a seres tocados por la genialidad.

Como es el caso del MAESTRO Tito Ochoa…

 

¿Qué significa para usted en el plano artístico, profesional y personal montar EL ALMA BUENA DEL ARRABAL?

Es una revelación. Así como se le aparece Dios a Moisés para revelarle la verdad, a mí se me revela la verdad con EL ALMA BUENA DEL ARRABAL. En el arte existe la verdad… Hay una discusión que dónde está la verdad, y yo siempre digo: la verdad está en el arte. Le haré una pregunta: ¿Sabe usted quiénes eran los alcaldes de Florencia, Milán, Verona y todas estas ciudades donde surgió el Renacimiento italiano? Nadie se acuerda de ningún político, pero sí se acuerdan de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel y de Rafael. Y lo mismo sucede con Shakespeare y otros grandes autores que uno sigue leyendo y poniendo en escena. Eso significa que sus obras no solo sirvieron para entender, explicar y encontrar respuestas para los problemas de sus épocas, sino que también para las nuestras.

 

¿Entonces, una revelación?

Sí, EL ALMA BUENA DEL ARRABAL es una revelación, porque sirve para entender la conducta del hombre, por qué somos así o por qué nos comportamos de determinada manera. Es impresionante que a nosotros mismos, como actores y directores, nos confronta con nuestra propia conducta… Aquí no estamos hablando de política, estamos hablando de un análisis conductual del ser humano -dice, mientras abre los brazos como si extendiera un acordeón imaginario.

 

¿Cómo fue ese momento que algunos llaman inspiración, en que nació la idea para montar esta obra? ¿Por qué eligió precisamente algo de Berthold Brecht?

Yo ya había intentado montar esta obra unas seis veces a lo largo de mi carrera teatral, pero no tenía la capacidad para hacerla. Estamos hablando de una obra que tiene una duración de dos horas y media… No tenía la capacidad porque no había recorrido una cantidad de autores que me permitieron entenderla. Incluso la rechazaba, porque no lograba entenderla. Pero después de hacer Shakespeare, Ibsen y otros autores, me consideré con la capacidad de hacerla. Estamos hablando de un texto clásico que es muy complicado de realizar. Es un monumento de obra que requiere de una capacidad histriónica muy alta en los actores, en el escenógrafo, en la música… Así que hasta ahora, después de hacer cuarenta años de teatro, es que se han reunido las condiciones para hacer esta obra.

 

Viniendo de Tito Ochoa, son palabras mayores que diga que no estaba preparado para montar una obra. Uno podría pensar que usted fácilmente puede hacer lo que quiera en teatro.

No, no, no siempre -mueve la cabeza con rapidez-. Cualquier director, por muy bueno que sea, cada vez que monta una obra teatral, inicia su carrera de cero. Esa es la gran ventaja del teatro… pero también su mayor dificultad. Es decir: cuando usted inicia un nuevo proceso, es como borrón y cuenta nueva, y todo lo que aprendió, realmente no le sirve de mucho, tal vez como experiencia, pero no para resolver la escena.

 

LA ANSIEDAD

¿Cómo vive un director los días y horas previas a presentar su obra frente al público? ¿Feliz, emocionado?

Así es… Al momento de montarla hay una alegría impresionante, pero, al mismo tiempo, con un gran temor, porque el teatro es riesgo, incertidumbre, inseguridad…

 

tito3¿Qué riesgos corre usted en lo personal con EL ALMA BUENA DEL ARRABAL?

Tito Ochoa se arregla los lentes antes de responder: “No hacerla bien, que la obra sea aburridísima, que la gente salga pensando ´La obra quiere decir mucho, pero yo no le entendí´… Otro riesgo es que el público se pregunte para qué sirve… O que no encuentre los elementos hondureños… El riesgo es enorme, porque estamos hablando de una obra de arte muy compleja. Por otra parte, en esta muestra de teatro centroamericana, todos los grupos que han participado lo han hecho de una manera extraordinaria, han traído lo mejor, así que también está el reto de demostrar que en Honduras hacemos buen teatro”.

 

¿Está satisfecho con la adaptación que ha logrado?

Sí, pero lo que ocurre es que el teatro solo tiene validez al momento de la representación…

 

Que el público la apruebe…

Exacto, sí… Porque aquí hay otra cosa: incluso después de la primera presentación puede ser que ya el público no apruebe la segunda función, así que uno nunca sabe qué puede pasar. Ese es el riesgo del teatro, pero también su gran maravilla.

 

¿Por qué le agregó “arrabal” al título?

El original se llama El alma buena de Sechuan, se desarrolla en China, sus personajes son chinos, y nosotros siempre tratamos de adaptarlo y meterlo en lo más hondo de nuestro país. ¿Por qué arrabal? Porque la obra se desarrolla en el arrabal, que es una ciudad, no es que sea un arrabal propiamente dicho…

 

Pensé que arrabal era, en este caso, el equivalente a barranco, barriada, pijalillo…

También, tiene que ver con esto, pero en este caso, arrabal es la ciudad. La ciudad del arrabal… Pero este arrabal también puede representar a un barrio, una región, un pueblo, un país…

 

¿Qué retos hay en montar una obra de Berthold Brecht a una de Shakespeare?

El maestro Tito Ochoa se inclina sobre el borde de la silla: “Estas obras tienen un carácter muy fuerte en relación a la disidencia política, a la crítica social. Se ha dicho en Europa y América Latina que Berthold Brecht ya perdió vigencia. Por eso, muchas de estas obras se hacen de una forma muy tradicional y la gente las ve bonita, pero pierde su sentido corrosivo como análisis social, político, económico, cultural… Esa es la dificultad de Berthold Bretch, que la obra no pierda lo que fue en su época, porque estas obras eran potentes, la gente las miraba y quedaba impactada, porque ponían en el escenario lo que somos. Brecht decía algo muy importante: “No quiero que el teatro sea espejo de la realidad, sino que sea un martillo para que la golpee”. Lo que nos dice es que el teatro no solo debe reflejar lo que pasa, sino que debe ser un arma o un instrumento para que la gente logre construir su propia realidad. Porque lo que escuchamos en los medios de comunicación o en los noticieros, no es verdad. Es una imagen falsa de la realidad, son posiciones de cada uno de los medios. Lo podemos ver en la crisis de Banco Continental”.

 

¿EL ALMA BUENA DEL ARRABAL es una obra incendiaria?

No; es una obra analítica -se lleva el índice de la mano izquierda a la sien-. No es panfletaria, no es contra el gobierno, ni contra una persona en particular o una clase social. No. Es un análisis sobre el comportamiento del hombre, analiza tanto a los ricos como a los pobres, a los religiosos, a las religiones, al pobre-pobre-pobre, al lumpen de la calle, al vago, pero también al pobre luchador, al rico, rico… Es una obra impresionante que también muestro cómo el hombre vive presionado por la religión, una religión que le dice qué hacer, y presionado por el gobierno, por la economía, en su relación como pareja…

 

¿Si el cardenal viniera a la obra se podría dar por aludido…?

Si el cardenal viniera le haría una gran reflexión sobre lo que él está haciendo con los mandatos divinos, y lo que hacen esos mandatos con la gente. La obra trata de tres dioses que buscan en el arrabal a una persona bondadosa, a la de mejor corazón. Lo único que ellos piden es que les den posada, pero nadie les quiere dar. Entonces dicen “Bueno, entonces aquí no hay nadie bueno”.

 

¿Y qué ocurre?

…Hasta que uno de los personajes encuentra a la persona de mejor corazón de todo el arrabal: la prostituta. De la persona que menos se podría esperar es la que les da a los dioses un acto de bondad. Los dioses, al ver eso, le hacen un regalo: un motón de dinero. Ellos piensan: “Si le damos el dinero lo compartirá con la gente, no hará ningún acto de corrupción”. Ella pone un negocio, pero todo lo regala, se le llena la tienda, pero el negocio se le viene abajo.

 

Quiebra…

Sí, porque no quiere hacer negocio, hasta que un día llega su primo y empieza a sacar a todo el mundo de la tienda. ¡Fuera! –les dice. Luego, convierte en trabajadores a muchos que están allí y los explota. Con el primo, el negocio va para arriba, pero cuando llega ella, el negocio se va para abajo. La pregunta es: ¿Puedo ser bondadoso y al mismo tiempo hacer negocios? Los dioses nos piden que seamos buenos con el prójimo y que lo amemos como a nosotros mismo. La prostituta lleva los mandamientos hasta las últimas consecuencias.

 

¡A DISFRUTAR!

¿Usted duerme tranquilo cuando está a punto de presentar una gran obra?

Trato de desenchufarme. Me acuesto a la una de la mañana y me levanto a las seis… La idea es esa, dejar el trabajo acá en el teatro, pero como mi mujer es la productora de la obra, muchos problemas del teatro los llevamos a la casa, y muchos problemas de la casa los traemos al teatro, ja, ja, ja. ¡Es complicado, ja, ja, ja! -sonríe.

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Con la actriz Inma López.

 

Hace algunos días hablamos y usted me ha dicho que garantiza que no hay un segundo de aburrimiento a pesar de que la obra dura dos horas y media… ¿Es así?

La obra está montada para que usted, desde que inicia hasta que termina, esté pendiente de lo que ocurre, sin moverse, sin bostezar, porque el teatro es divertimento. Si la obra no logra capturar la atención del público, entonces no cumple. El primer objetivo es divertir.

 

Si agarráramos esta adaptación y mágicamente la pudiéramos llevar a cualquier parte del mundo… ¿Podría ser presentada en los grandes teatros de Europa y de América?

Nosotros estamos haciendo un teatro de nivel latinoamericano. El Teatro Memorias, en este momento, sin ningún problema y sin avergonzarse, se puede presentar en cualquier escenario latinoamericano o europeo. Ya hemos actuado con mucho éxito en los teatros nacionales de El Salvador, Costa Rica, Guatemala… Y hemos salido bien librados con el público. Nosotros nos estamos convirtiendo en un referente del teatro en Honduras. Yo viví diez años en Colombia y sin ningún temor llevo esta obra a cualquiera de los teatros de Bogotá. Y si podemos estar en Colombia, que es una plaza muy exigente, podemos estar en cualquier otro país.

 

¿De lo que usted hizo anteriormente, hay algo que iguale a EL ALMA BUENA DEL ARRABAL?

Esta obra es un paradigma en mi carrera, incluyendo a varias que hice en Colombia de Shakespeare, fuertes. Esta obra sintetiza toda una carrera, una trayectoria de mi quehacer teatral.

 

¿Le gusta el fútbol?

Con una ligera sonrisa: “Sí… Me gusta jugarlo y ver el Mundial”.

 

Le pregunto esto, porque algunos futbolistas comparan al gol con un orgasmo. ¿Con qué compararía el proceso de montar y exhibir una obra?

Para nosotros, una obra es como un parto, ja, ja, ja, sí, con todo lo que esto implica… Es una labor de gestación, y el parto es durísimo, fuerte, usted no sabe qué es lo que va a salir con la obra… El teatro es mi vida, es todo lo que soy.

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¿Qué espera del público capitalino?

¡Que venga y que abarrote la sala!