Hay historias en este mundo que realmente parece de novela. Como la de Rudlfo Bantle, un hincha del Basilea de Suiza que fue a Italia a ver un partido de su club contra el Milán por la Champions League.
Eso fue en 2004, cuando Rudolf tenía 60 años cuando fue con unos “amigos” que al final se olvidaron de él y lo dejaron botado.
Al pobre Rudolf le dieron ganas de ir al “pipi room”, o sea, baño, cuando faltaba poco para que terminara el partido, pero al regresar se encontró con que todo el mundo ya se había “zafuca peluca”.
Trató de encontrar el carro en el que se habían transportado, pero no dio con el parqueo.
Apenas llevaba 20 euros (o sea que estaba hule), no llevaba celular y, para colmo de males, tampoco se acordaba del teléfono de su casa.
Para colmo de males, tampoco tenía familia ni hijos…
Un momento: ¿Y entonces a quién iba a llamar, hombe, si no tenía familia?
Así que se quedó olvidado en Milán, donde sobrevivió a puras cachas en las calles.
Y si no murió fue por la solidaridad de la gente que lo alimentó y le regaló ropa durante años, mientras que en Suiza ingresaba a la lista de personas desaparecidas.
El tiempo fue pasando: un año, dos, tres… ¡Once! Rudolf, quien sabe por qué razón, decidió no dar detalles de su asombrosa historia y no regresó.
Hasta que hace unas semana, en septiembre, sufrió un accidente que le provocó una fractura de fémur y, al ser atendido en un hospital, se dieron cuenta que no tenía seguro ni casa en Milán, por lo que, recién allí, el consulado de Suiza intervino y lo repatrió a su país, regresando, inesperadamente, tras 11 años.
¡Qué historia!