Casi treinta años después, un Tyson vuelve a convertirse en campeón de los pesos pesados, nada más que esta vez es blanco, hablantín y no tan espectacular como el primero.
Se trata del inglés Tyson Fury, quien destronó este sábado a Wladimir Klitschko, el gigante de Ucrania con un reinado de casi una década.
Claro, este Tyson no tiene nada que ver con Iron Mike, aquel “criminal” del ring que entraba sin bata y sin calcetines listo a darle en la madre a su rival y a mandarlo a dormir en un dos por tres.
Mike Tyson era salvaje, sus golpes eran lanzados con malas intenciones y por lo general sus peleas no pasaban del primer round.
Tyson Fury, por su parte, es técnico, no pega tan fuerte y recurre a un estilo de bailoteo para ganar. Como lo hizo hoy ante Klitschko en el estadio Esprit de Alemania en una decisión unánie de 115-112, 115-112 y 116-111.
En mi humilde tarjeta Tyson (de 27 años, con sus 25 peleas ganadas, 18 de ellas por knockout), merecía un 117-110. Pero bueno…
Fury, un boxeador que no pare de hablar -ni siquiera en la pelea-, le cantó en el cuadrilátero a su esposa Don´t wanna miss a thing de Aerosmith.
El ahora ex campeón no perdía desde abril de 2004.
A pesar de tanto tiempo como campeón, el estilo de Wladimir nunca me gustó por aburrido y calculador.
