Arnold a Rosa: “Guardame pastel…”

1:49 de la tarde. “¿Ajá famosa, qué pedos?”. Arnold tenía una curiosa forma de dirigirse a mí, era mi alero y me caía “lo más de bien” como dicen en Colombia. Le comenté sobre el tercer aniversario de Pitazo Inicial y luego de felicitarme, me dijo “Guardeme pastel”. Hasta ese momento yo no sabía que él estaba en La Ceiba. Luego bromeamos y conversamos un poco y me comentó que andaba visitando a Camila, su hija.

5:59 de la tarde. Aún continuamos en programa. Estamos desarrollando el segmento de Radio Films junto a mis compañeros y Raúl Agüero. Recibo una llamada de un compañero de Todo Deportes, pero no contesto. Segundos más tarde, leo en mi WhatsApp: “Rosita, mataron a Arnold Peralta.”

Todos hemos perdido a algún conocido, amigo, familiar. Yo he perdido a varios, usualmente la noticia me agarra de sorpresa, como esta vez. Los sonidos se volvieron mudos, miraba la confusión en la cara de mis compañeros, en mis mensajes de WhatsApp mis amigos me escribían para preguntar qué pasaba. Yo, sinceramente, no entendía claramente lo que estaba pasando. Estoy como en shock y me cuesta encontrar las palabras adecuadas para este texto.

6:00 de la tarde. Terminamos Radio House y me dispongo a llamar a Manfredo Reyes en la ciudad Puerto de La Ceiba para confirmar la noticia. Mi hermoso puerto que vio crecer a mi papá, mi puerto, donde mi tío, el goelador Carlos Alvarado, es considerado un ídolo del CD Vida. Mi puerto, que hoy se ha bañado con  la sangre de un joven jugador de fútbol que visitaba a su familia y que en la última entrevista que brindó expresó que estaba contento porque sería la primera Navidad en 3 años que pasarían juntos.

Pasaban los minutos, las imágenes se divulgaban a través de las redes sociales. Los medios de comunicación televisivos no paraban de hablar del tema. A través de los programas radiales, familiares, amigos y testigos brindaban declaraciones.

Intento llamar a Marcelo Canales, amigo mío del CD Vida. No me contesta la llamada. En ese momento no sabía que era uno de los acompañantes de Arnold en Uniplaza. Era uno de sus grandes amigos.

Hace algunos meses conocí a Arnold a través de las redes sociales, tuve la oportunidad de conversar con él casi todos los días de un tiempo para acá. Eran pláticas de su hija, de la Selección Nacional, me contaba de Escocia y lo sorprendido que había regresado de Europa. Puedo decir que le caía bien porque no me faltaba su mensaje todos los días. Yo diciéndole que andaba del pelo con mis labores y él diciendo “relájate, ombe, dejá de trabajar tanto, pensá en otra cosa”. Arnold decía que yo era su única amiga capitalina y la única periodista que le caía bien.

El lunes de la semana pasada le escribí para realizar una exclusiva para este sitio web durante un almuerzo, muy amablemente me dijo que sí y concretamos para el día siguiente. Por alguna razón u otra yo hablé con Sergio (nuestro artista en fotografía) para el miércoles. El martes, Arnold me escribió y me dijo que era una planchera porque lo dejé con hambre. El plan seguía en pie para el día siguiente. Imagínense qué pena con el invitado.

El día de su entrevista, fuimos con Marvin (el motorista de Jacobo Hernández) a recogerlo. Nos perdimos y tardamos más de la cuenta en llegar por el. Se subió al auto con Brayan Velásquez, su inseparable amigo aquí en Tegucigalpa.

Desde que se subió al carro empezamos a bromear de hecho me dijo que ya había comido por si lo dejaba plantado otra vez ja ja ja. Llegamos al restaurante y fue muy amable con los muchachos de servicio al cliente. En ese momento, entendí lo profesional que era.

Dentro de la cancha concentrado en cumplir con su función y fuera de ella, era como vos que leés esta nota o como yo, que la estoy escribiendo. Un chavo que amaba al fútbol, que daba todo por su selección y equipo. Al que su hija decía haberle cambiado la vida. Hubo un punto en el que le pedí que dejara de ser tan serio y me dijo que no, que el así era durante las entrevistas y así se comportó; siempre respetuoso, cordial y con una sonrisa.

Subimos a la sala de redacción de la página web para que conociera al resto del staff. Óscar Flores, nuestro director me pidió la entrevista para el día siguiente. Yo le dije: ” Arnold no hablará con más… ¿Verdad, Arnold, que no vas a hablar con nadie más?”. Su respuesta fue que no. Ja, ja, ja, medio abusiva yo..

6:15 de la tarde. Mi tío, Carlos Alvarado, fue uno de sus maestros en las inferiores del Sauce. Lo llamé para preguntarle dónde estaba y que solidarizara con la familia. En ese momento se encontraba con mi papá en Comayagua y sus palabras fueron: “No, mama, qué barbaridad. Informate bien. No es posible.” Ésta, fue la parte que más me dolió pues ambos se recordaban con mucho cariño y darle ese tipo de noticias a mi amado tío fue devastador.

“Carlos Alvarado fue como mi papá. Él me tuvo en las inferiores del equipo del Sauce y me enseñó mucho. Le agradezco por tanto y espero que esté bien, ya días no hablo con él. Me lo saludás.”
“Carlos Alvarado fue como mi papá. Él me tuvo en las inferiores del equipo del Sauce y me enseñó mucho. Le agradezco por tanto y espero que esté bien, ya días no hablo con él. Me lo saludás.”

Me duele saber que el fútbol tenga que cerrar el año con esta noticia a falta de semana y días de conocer al campeón del Apertura. Me duele saber el vacío que deja en las canchas, en su hogar y en la vida de la que los conocimos. Tal vez yo no lo conocía de años atrás pero era alguien al que si le decías que estabas triste y trataba de animarte. Alguien que trataba de llevarse con todo mundo de la mejor manera. No pretendo cuestionar razones, motivos del porqué lo hicieron pero sí repudiar el hecho que nos deja consternados a todos.

Gracias, por tu corta pero sincera amistad, gracias por entregarte al fútbol como lo hacías. Tu mejor amiga, la pelota te va a extrañar sin duda alguna.

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Arnold tomó mi cel para una “selfie” al finalizar la entrevista en Radio House.