Sin saberlo, Dean Wharmby estaba cometiendo un lento suicidio.
Obsesionado por lucir un “cuerpo de miedo”, se metía todo tipo de comida chatarra: hamburguesas, pizzas y emparedaros de tocino.
Y luego se clavaba ocho latas de bebidas energizantes. ¡Chivas a esos que les gusta andar tomando eso!
Como eso no alcanzaba para desarrollar sus músculos , empezó a inyectarse esteroides y se convirtió en un gigante de acero, hasta que en 2010 le diagnosticaron un tumor en el hígado.
Cinco años más tarde, a la edad de 39, murió.
“Hay una relación directa y estrecha entre el exceso de esteroides y la muerte de Dean”, dice la médica forense Lisa Hashmi, quien sostiene que es posible probar que los la causa de los tumores en el hígado fueron los anabólicos.
“La muerte de Dean y la pérdida de una vida tan joven en tales circunstancias debe enviar un mensaje muy claro para todos los fisicoculturistas. El uso de esteroides, que aparentemente es moneda corriente en todas partes, no está exento de riesgos”, agrega.
“A todos aquellos que usan y abusan de estas drogas les pido que reconsideren lo que hacen y que se pregunten si realmente vale la pena arriesgar sus vidas”, señala la doctora.
Cuando se dio cuenta que tenía cáncer, empezó a usar medicina natural. Según contó, en un momento llegó a tomar hasta 200 comprimidos de remedios natural por día y en su dieta ya no había azúcar ni carnes.
“Mi enfermedad -diría-, es una combinación de todo lo malo que hice en mi vida”.
Los médicos le ofrecieron quimioterapia y un trasplante de hígado, pero Dean siguió con la medicina natural.
“La razón principal por la que elegí lo natural por lo artificial fue porque quiero vivir. Yo no quiero morir”, dijo.
La decisión fue la mejor, pues el tumor desapareció en un año.
Sin embargo, su trabajo como entrenador lo devolvió una vez más a los viejos hábitos y en 2013 se desplomó fuera del gimnasio donde trabajaba.
Para 2014 le dieron tres meses de vida. El tumor ya era demasiado grande para operar.
“Me ofrecieron quimioterapia, pero los médicos dijeron que ya no tenía sentido”, contó Dean en una de las entrevistas que dio antes de morir.
“Quiero que mi ejemplo sirva para que millones de jóvenes sepan de los riesgos que hay en consumir sustancias para desarrollar los músculos. Tarde o temprano eso les pasará factura”, dijo.