Migración: la gran esperanza GARÍFUNA

Por KENNY CASTILLO

(Artículo en el marco de su investigación “Migración y Dispersión de la Población Garífuna en la Última Década).

 

Con mucha suerte, Selvin Guity de 36 años podrá encontrar trabajo. Lleva ya tres años de búsqueda y no ha podido conseguir.

Él es parte de la inmensa población desempleada de las comunidades garífunas y en cuyo imaginario sólo cabe una cosa: emigrar, irse del país, principalmente a los Estados Unidos, pero si encuentra otro destino, Europa, por ejemplo, también sería bueno.

Sentado en la playa de Corozal, sin camisa -la lleva en el hombro para escapar del calor- piensa en irse al exterior como marino de barcos cruceros.

Alrededor de él hay unos cinco tipos que también buscan respuestas al desempleo. Viendo al horizonte, donde el mar se pierde y se une con el cielo, ubican su pensamiento en un posible negocio personal, pero esa posibilidad también es remota ya que los bancos resultan inaccesibles con sus inalcanzables requisitos; quizá no podrán encontrar dos avales o una garantía, y por último están los altos intereses.

Así la pasan muchos jóvenes en las comunidades garífunas.

Es prácticamente una nación en paro, gente económicamente activa que busca sobrevivir. Algunos que logran trabajar también piensan en irse porque sus trabajos no les dan para progresar. Los que tienen negocitos también están en lo mismo.

En lo que platicamos con Selvin, sus amigos bromean que dentro de poco se irá la energía eléctrica, a cada rato la quitan.

En Corozal tampoco hay que enfermarse, porque encontrará pocas medicinas en el Centro de Salud local y quizá menos en el Hospital Regional Atlántida ubicado en La Ceiba.

Por eso y muchas cosas más Selvin está convencido en que “Hay que salir del país, no hay de otra, por lo menos yo, no me voy mojado” -se refiere a la travesía hacia los Estados Unidos por México, en la que son muchos lo que se van a expensas de lo que pase, de encontrarse cara a cara con los zetas o caerse del tren en que viajan y perder una pierna o un brazo-.

“No importa, como sea hay que intentar irse porque estamos en nada, muriéndonos es que estamos”, dice. De Corozal se han ido varios que entran a los Estados Unidos caminando y han mejorado sus vidas.

Unos pocos han regresado porque no encuentran lo que quieren, pero hay también quienes nunca vuelven porque mueren en México. Ni siquiera es posible traer los cuerpos para darles cristiana sepultura.

SELVIN
Como muchos garífunas, Selvin piensa abandonar su comunidad y buscará mejor suerte en otra parte del mundo.

GARÍFUNAS Y SU CULTURA MIGRANTE

Según el Banco Mundial, para el 2013 el 64.5 por ciento de los hondureños vivían en pobreza, el 42.6 por ciento en extrema pobreza.

No existen estudios específicos sobre el pueblo garífuna, pero seguro que no caerá en esos rangos gracias a las remesas que envían sus familiares desde el exterior.

Mientras tanto, en mayo del año anterior cuando Estados Unidos se vio desbordado por la gran cantidad de personas que traspasaban sus fronteras y declaró Crisis Humanitaria en la Frontera con México, se fueron unos 5 mil garífunas, la media es de 100 por comunidad, pero hubo comunidades como Tornabé, Tela donde se fueron más.

Los vecinos recuerdan cuando dos buses partieron a dejar gente la frontera con Guatemala, eran días donde todos se querían ir.

A propósito, el 18 de agosto de 2014 Diario El País, el periódico global de España se fijó en el éxodo garífuna y publicó “Los garífunas son los descendientes de los esclavos traídos de África y los caribeños indígenas, incluyendo arahuacos y caribes isleños. Hablan una lengua distinta que mezcla las tres influencias. Históricamente han sido rechazados.

Como hondureños, están siendo forzados a huir de su país debido a que las principales rutas de la delincuencia y el crimen organizado están pasando por sus territorios. Violencia y criminalidad, unidas a la falta de oportunidades y el caos de su país de origen hacen que se haya producido desde hace poco menos de un año un importante flujo migratorio hacia el Norte.

Eso es cierto, sin embargo los garífunas rechazan que se vayan por efecto de la violencia, señalan que las comunidades son tranquilas, emigran por el rechazo y la discriminación racial que le impide competir por los empleos y tener posibilidades de hacerse de una vida digna.

Una niña de 14 años, originaria de Triunfo de la Cruz, que a su temprana edad ya ha sido deportada una vez, dijo que cuando se iba, imaginaba que en Estados Unidos todo era bonito y que no le preocupaba dejar su comunidad, apunta que algún día volvería.

A la par de la anterior de ella está una joven de 18 años, bilingüe y maestra de educación primaria que no ha podido conseguir trabajo. Alianza para la Prosperidad De regreso a Corozal, en el colegio las maestras reportan que los alumnos no llegan a sus clases, la única que no se queja es la profesora de inglés, sus clases están llenas y sus estudiantes tienen excelentes notas, ¿por qué? sencillamente ellos tienen planes de irse”.

KENNY
El investigador garífuna Kenny Castillo dará el 28 de diciembre en San Antonio, Colón, su charla MIGRACIÓN Y DISPERSIÓN GARÍFUNA EN LA ÚLTIMA DÉCADA. 

La moda de la emigración florece y ahora aparece una nueva figura: el coyote garífuna. Es el “héroe” de la película porque ayuda a la gente a cumplir sus sueños. Como lo dijo el sociólogo Ricardo Puerta, “es una suerte de trabajador social”.

Hasta da crédito, muchos de los que ellos cruzan al Norte mejoran sus vidas, pero ellos continúan en las mismas. Pareciera una contradicción pero en un grupo focal celebrado en Tornabé, Tela, Atlántida una de las participantes planteó que el gobierno debería hacer algo por los “coyotes”, es decir no lo asumen como actividad ilegal.

La situación no parece cambiar, la generación de empleos en las comunidades garífunas no existe, quizá cuando vengan los dólares de Obama y se ejecute el Plan Alianza para la Prosperidad, tal vez destinen unos millones a las comunidades garífunas y puedan estos ejercer el derecho de quedarse.

Selvin Guity enfila a embarcarse en Europa, ya inició trámites ante la Marina Mercante, con toda seguridad será un remesero más.

Igual decisión tomarán cientos de jóvenes, inclusive mujeres, algo que no era usual, hace unos años. Un marino, no calificado, puede ganar al mes un salario que jamás tendría en Honduras.