¡El fútbol, Dios mío, gracias por el fútbol!
Porque sin él, el mundo no sería igual.
Habría menos risas, menos alegría, menos sueños, menos esperanzas, menos ilusiones, menos magia, menos adultos jugando a ser niños, menos niños jugando a ser adultos.
Menos de todo y más de otras cosas.
Habría menos gritos de ¡Gooooollllll!, y más de dolor.
Y habría menos imágenes como las del niño que agarró una bolsa plástica para hacerse una camiseta de Lionel Messi.
Pintó las líneas azules, el 10 y el apellido del genio.
Porque eso es todo lo que necesitó en ese momento para ser feliz.
Te lo juro que veo la foto y se me arruga el corazón.
Una bolsa.
Y un marcador.
Y a jugar que la lleva Messi y se quita uno, elude a otro, pica por la banda, uno, dos, tres adversarios quedan en el camino, va Messi, sigue Messi, imparable…
Por eso decía Galeano que EL FÚTBOL ES LA ÚNICA RELIGIÓN QUE NO TIENE ATEOS.
Hoy, Messi busca al niño de la bolsa.
Dicen que vive en Irak, allí donde llueven bombas y balas en lugar de confites, y el arcoíris huele a pólvora…
Messi le quiere regalar una camiseta de verdad al niño Messi.
@messi10stats, una cuenta de fans de Messi, y que publicó la foto la semana pasada, dice que los representantes del mejor jugador del mundo enviaron un mensaje preguntando cómo pueden localizar al niño porque “Leo le quiere organizar algo”.
Seguro lo encontrará. Y le dará algo más que una camiseta. Y la historia tendrá un final feliz…
Sí, Dios, gracias por el fútbol…
