Las baleadas de la U… ¡De miedo!

Si andás con hambre -y medio palmado del bolsillo-, las baleadas en las afuera de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras son una excelente elección.

Los hondureños somos perros para comer baleadas de todos los tipos: sencilla (frijoles, mantequilla y queso), o mixta (frijoles, mantequilla, queso, aguacate, chorizo, carne… ¡Una bomba!).

Así que no me salgan con que a esta hora no se les antoja una deliciosa baleada con la tortilla de harina bien calientita, frijoles en su punto y la mantequilla olanchana.

¡Que delicia!

Y peor si vienen de una buena morreada de 110,111, Derecho Penal, Periodismo Interpretativo etcétera…

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¿Y qué me dicen los del punto de taxis, después de darle unas cinco vueltas a la capital en medio de esos embotellamientos?

No hay nada mejor que hacer una fila interminable y llegar donde doña Paola y decir “¿Me da una baleada de 17 lempiras y un fresco de mora, por favor?”.

Yo sé, yo sé que muchos nos desesperamos al estar en esa fila, porque pensamos que se terminan y no tendremos la nuestra, pero tranquilos, doña Paola hace más de 400 baleadas por día, así que hay suficientes para todos.

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Pero, ¿cuál es el secreto de sus ventas? Pues Paolita, como cariñosamente le dicen, nos confiesa que el secreto está en las tortillas; eso es lo que más le gusta al cliente.

“Las preparo desde un día antes, para que queden suavecitas”, confiesa.

 No me pude quedar con la curiosidad de preguntarle qué les hecha para que queden así de ricas y suaves.

Obvio, lo hice con la intención para que todos nosotros intentemos en nuestras casas hacer estas ricas tortillas, aunque la verdad es que no creo que nos salgan, porque es impresionante como palmea la tortilla para que se estire.

Durante toda la entrevista no paró ni un minuto de hacerlo.

Aquí les van los ingredientes para que prueben: harina, agua, azúcar, soda, sal y una buena palmeada a la tortilla.

¿Se arriesgan a intentar? Yo no. Mejor sigo haciendo fila  donde doña Paola y pido mi baleada de diecisiete lempiras.

Porque después de esta entrevista no me quedé con las ganas y aqui les dejo las pruebas.

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El negocio de las baleadas de la U nunca está vacío.