Argentina sigue estremecida por el asesinato de dos mochileras que fueron asesinadas en Ecuador. En medio de ese dolor, las familiares de Marina Menegazzo (21 años) y María José Coni (22 años) no creen en la versión que han dado las autoridades ecuatorianas.
Según la versión de los investigadores, Marina y María José se salieron del presupuesto durante su viaje por Perú y Ecuador y por eso aceptaron hospedarse en una vivienda precaria cerca de las playas de la costa conocida como La Montañita.
Eso fue el lunes 22 de febrero y desde entonces no se supo más de ellas hasta que sus cadáveres fueron encontrados unos días después en una playa.
Los fiscales argumentan dicha versión basándose en la confesión de unos de los sospechoso. Fueron el propietario de la casa (Alberto Mina Ponce) y un amigo (Aurelio Eduardo Rodríguez), bajo los efectos del alcohol, los que atacaron a las muchachas por separado, en dos cuartos distintos.
Según la confesión, Mina Ponce se fue con una de las muchachas a un dormitorio, esta se molestó y lo empujó. Enojado, tomó un palo y la golpeó en la cabeza y la mató.
“A continuación el agresor se dirigió al cuarto donde se encontraba su amigo con la otra muchacha y allí vio que había mucha sangre”, asegura la Fiscalía.
El dueño del inmueble -dice el informe- asegura que Aurelio ya se había escapado de la casa cuando decidió envolver en plástico ambos cuerpos y los llevó a una playa cercana, donde fueron encontrados horas después.
El ministro del Interior del Ecuador, José Serrano, señaló que “Los asesinos encontraron a las jóvenes en un bar del balneario de Montañita y luego las invitaron a su casa y allí las mataron”.
Por su aprte, María Emilia Coni, hermana de María José, dice que “absolutamente todo es mentira… El presidente Rafael Correa debe hacerse cargo de lo que pasó”.
“Es un cuento de hadas esa versión que María José y Marina aceptaron ir a la casa de esos sujetos… No descartamos que se trate de una red de trata de personas la que esté involucrada en los asesinatos”, agregó.
Es absurdo. Era el último día de ellas en Ecuador y no se iban hospedar y a quedarse con dos desconocidos -dice Belén Menegazzo.
