¿Cómo te imaginas una escuela? Muchas aulas llenas de sillas, un montón de niños corriendo de arriba para abajo, un bullicio increíble, las maestras “desgalillándose” diciendo: “Por favor, guarden silencio y estecen quietos, niños”.
Y cuando es recreo, por Dios, los cipotes jugando landa o fútbol, unos llegan a decir “¡Profe, profe, me raspé!”, otros ponen quejas que aquel me dice “Cabezón” y claro, siempre existe el bien portado.
Pero hay un lugar diferente en el que los niños aprenden y se divierten: el aula dentro de un hospital, donde la mayoría de los alumnos están en silla de ruedas y los uniformes son batas.
Esta escuela que les digo se llama Vida Infantil y está ubicada dentro del Hospital San Felipe, exactamente en las salas de rehabilitación. Allí atienden a niños con Guillain-Barré (para los que no saben esta enfermedad es que te paraliza todo el cuerpo o parte de él, la recuperación es muy difícil y lleva mucho tiempo).
Estos niños tienen que madrugar para ir a sus terapias de rehabilitación y luego ir a la escuela.
Mientras ellos están internos asisten al hospital para no perder el año escolar, unos han estado ahí durante meses, otros por años.
Tal es el caso de Angi, una pequeña de 13 años de edad que cursa su sexto grado. Ella ya lleva dos meses hospitalizada y hasta ahora está en proceso de rehabilitación.
Es increíble que esta niña estaba con una sonrisa de oreja a oreja, cantando “Tan limpio que andaba, que ayer me mudé, buscando a pitero todo me enlodé”…
Estaba empeñada en cantar ese pedazo de canción y hacía su mayor esfuerzo en poder coordinar y mover las manos… ¡Algo impresionante!
Es ese momento te das cuenta que mucha veces el hecho de mover una mano o dar unos cuantos pasos es ya en sí un milagro, pero para nosotros es algo cotidiano, normal.
Para ellos es un sacrificio muchas veces sobrehumano que les puede costar semanas, meses o hasta años.
La profesora Jenni Flores, que es una de las tres encargadas de está escuela, nos asegura que “Hemos tenido casos extremos han estado con nosotros niños que han estado años con nosotros”.
Está escuela está registrada en la secretaría de Educación y trata de funcionar cómo cualquier otra, hacen graduaciones, día de las madres, y todos los festejos que se hacen en una escuela.
El máximo de niños que han tenido son 16 niños, pero este año se abrió una nueva modalidad con pequeños externos con problemas de aprendizaje.
La escuela es subsidia sobrevive gracias a la secretaría de Educación y a las donaciones de las personas de buen corazón. ¿Y vos te animás a apoyar?