La anécdota la había leído y escuchado muchísimas veces. Así que cuando Jorge Valdano llegó a las oficinas de diario DIEZ en Tegucigalpa para una entrevista, le pregunté si era cierta la famosa anécdota con Johan Cruyff.
Valdano sonrió y dijo que sí, que sí era verdad.
El argentino apenas tenía veinte años y jugaba para el Alavés (equipo en el que coincidió con el delantero hondureño Jorge INDIO Urquía), y la forma en que Cruyff imponía su jerarquía en el desarrollo del juego, decidiendo prácticamente qué era lo que se tenía que hacer.
“Cruyff le decía al árbitro si la camilla debía entrar o no; dónde había sido una falta; si ameritaba amarilla o no; Cruyff era realmente el árbitro”, recordaría Valdano. “Interrumpía el desarrollo del juego a su antojo”.
Según Valdano, Cruyff también se había inventado un penal, lo que llevó a los jugadores rivales a desesperarse aún más.
“Hubo una jugada en la que un jugador del Barcelon cayó al suelo y Cruyff, como un general, llamó a la asistencia, supervisó todo, siempre con el balón debajo del brazo… ¡Mandaba más que el árbitro!”, dice Valdano.
Indignado por el show de Cruyff, Valdano se le acercó y le dijo: “¿Por qué no te quedas con ese balón y nos consigues otro a nosotros para que sigamos jugando?”.
-¿Cómo te llamas? -preguntó Cruyff.
-Jorge Valdano.
-¿Cuántos años tienes?
-Veinte.
-Con veinte años, a Johan Cruyff se le trata de usted.
ROMARIO
El propio Cruyff contaba una anécdota de su época de entrenador del Barcelona. Romario, el goleador brasileño, era el involucrado.
“Una vez, Romario me preguntó si podía perderse dos días de entrenamientos para poder ir a Brasil al carnaval de Rio de Janeiro”, relataba Cruyff.
“Si marcas dos goles mañana, te daré dos días más de fiesta con respecto a los otros jugadores de la plantilla”, le respondí.
“Romario marcó dos goles en los primeros 20 minutos e inmediatamente se vino a la banda para pedirme el cambio. Me dijo: “Míster, mi avión sale en una hora´. No tuve opción y cumplí mi promesa con Rosario”.
Sin embargo, esta historia al parecer fue producto de la imaginación del holandés, ya que las estadísticas demuestran que Romario nunca estuvo menos de veinte minutos en un partido del Barcelona.
¡Pero siendo Cruyff, la tomo por cierta!
Y por último estas tres historias que le robo al libro ANÉCDOTAS DEL FÚTBOL de Carlos Toro.
Gerry Muhlen, compañero de Cruyff en el Ajax, cuenta que “A veces nos parábamos en el entrenamiento y le aplaudíamos por sus jugadas”.
Krol, el defensa holandés de los Mundiales del 74 y 78, diría de Cruyff: “Era Merlin y nosotros sus ayudantes”.
¿POR QUÉ JORDI Y NO CRUYFF?
Su hijo Jordi (que no era genial ni carismático), no usaba el apellido Cruyff en la espalda en su época de jugador del Barcelona.
Cuando le preguntaron a Johann por la razón, respondió: “Porque él es Jordi; Cruyff sólo ha habido uno”.
Fue de esa misma época de Cruyff como entrenador del Barcelona, que Andoni Zubizarreta, portero del equipo catalán, lo trataba de convencer que el sistema de tres defensas lo perjudicaba.
“Es muy peligroso para el portero porque debe jugar más adelantado. ¿Qué pasa si por jugar así un delantero me ve salido y me hace un gol de vaselina?”, le dijo Zubizarreta a Cruyff.
“Pues le aplaudes”, respondió Cruyff.
“El delantero y goleador Manolo del Atlético de Madrid era buenísimo para desmarcarse… Entonces no le pusimos marcador y ya no pudo desmarcarse”, diría Cruyff.