Los primero que los hinchas se preguntaron cuando Emilio Izaguirre llegó a Escocia allá en 2010 fue “Where de fuck is Honduras?”.
Con el perdón de moralistas, puritanos y uñitas escondidas, eso se traduce a un “¿Dónde putas queda Honduras?”.
Cinco años más tarde, y gracias a Emilio, en Escocia saben que Honduras queda en el corazón de Centroamérica, y que tenemos playas y mares de mil colores, un misterioso pasado maya, montañas que le hacen cosquillas al cielo y un pueblo humilde y pacífico, a pesar de la mala fama que nos hacen.
Y hablan con respeto y cariño de Honduras.
Y corean el “Emilioooooooooo Izaguirreeeeeee” en las graderías en las que la marea verde y blanco se ponía de pie con las jugadas del zurdo.
Emilio hizo, sin ponerse frac, mucho por la imagen de Honduras, muchísimo más de lo que hacen aquellos que son embajadores y diplomáticos y que se dan la gran vida por el mundo.
Si Emilio deja al Celtic -todo indica que así será a pesar de que todavía le queda un año de contrato-, lo hará por la puerta que solo cruzan los grandes, con la frente en alto y una sonrisa, y en medio de los aplausos de una fanaticada que lo ama.
El domingo podría ser su último partido vestido de verde y blanco. Lo hará en casa y con el orgullo de ser campeón.
Emilio alzó dos camisetas con los siguientes mensajes: Thanks You Celtic y I love you forever.
(Gracias, Celticy Te amaré para siempre).
De inmediato hubo una avalancha de mensajes en las redes sociales. Todos llenos de amor y de agradecimiento para Emilio.
Pero hubo uno, uno en especial, que lo resume todo: EL CELTIC TE AMA MÁS DE LO QUE PENSÁS.
Grande, Emilio. Inmenso. Amado. Respetado.
