Don Félix: “¡No soy delincuente porque tengo temor de Dios!”

Mientras iba rumbo a la oficina miré a Don Félix escarbando entre la basura buscando latas y botellas, decidí dar la vuelta y ver que me podía contar.
Hablando con él, te das cuenta que los problemas que nosotros tenemos, poco o nada tienen que ver con ellos, sus problemas son más graves, difíciles, incompresibles en un país donde aparentemente se acabaron las oportunidades.

¿Me podría contar su historia?
Me llamo Félix Antonio, recojo botellas y latas por necesidad, porque no tengo quien me pueda ayudar a mantener a mi familia. Debo salir adelante porque usted sabe que uno tiene hijos. En este país no hay empleo ni oportunidad para personas como yo. Me cansé de buscar trabajo, no se puede, no hay espacio, no hay plazas, no hay nada.

¿Qué oficios puede hacer usted Don Félix?
Soy albañil, pero fui conserje, jardinero, cualquier cosa que usted me ponga hacer, yo la hago, no me rajo para trabajar. Le hago a todos los oficios maestro.

¿Pero buscó trabajo de verdad?
Sí, a conciencia se lo digo hermanito, he buscado por todos lados y no me dan la oportunidad. Siempre me dicen que vuelva la próxima semana; en dos semanas, cuando llego a ver si tienen algo, me dicen que no hay nada.

¿Cuántos hijos tiene? ¿Qué edad tienen sus hijos?
Tengo dos hijos de 9 y 7 años.

¿Su esposa trabaja?
No, ella cuida a mis hijos. Pero también está sin trabajo.

¿Cuánto dinero hace vendiendo botellas y latas?
Mire hermano, solo saco para la comida del día. Lo más 100 Lempiras diarios. Cuando es bueno hasta 150.

¿Hace cuánto recoge botellas y latas?
Desde que dejé de tener trabajo. Hace dos años. Mire, uno no puede atenerse al gobierno porque parece que gente como nosotros no les importamos. No tenemos agua, no tenemos luz. No hay manera en que nos puedan ayudar. Si solicitamos algo, ponen trabas. Cobran por todo hermanito, y mire, solo saco 100 Lempiras diarios. ¿Cómo les voy a pagar?. Apenas tengo para comer, alero.

¿Sus hijos estudian maestro?
No. No los tengo estudiando alero. Por ese motivo de comprar cuadernos y uniformes, no tengo. No tengo.
Y no los puedo poner a trabajar porque son cipotes, son niños que no pueden sufrir. A parte si los mando a vender agua o confites, no se puede, porque cualquier pícaro, delincuente, me los engaña y no se sabe si van a volver a mi casa o se los van a llevar.

¿Y usted por qué no se hace delincuente Don Félix? ¿Por qué decide trabajar recolectando botellas y latas?
No hermano. Tengo temor de Dios. A parte, a todo mundo le cuestan las cosas y no puedo venir yo a robarles, o quitarles la vida solo porque yo no tengo algo. No vale la pena quitarle la vida a un ser humano por una papada. No es justo para uno, para mis hijos o para las personas que trabajan honradamente.

¡Gracias Don Félix, disculpe que le haya quitado su tiempo!
Gracias a usted hermanito. Solo publique lo que le dije, no le vaya a quitar ni a poner nada.

Así, con estas historias, es que nos damos cuenta que la vida en este país está cuesta arriba. Las oportunidades son escasas, familias como la de Don Félix están rumbo a tener hijos que se dediquen a delinquir porque carecen de educación y sin eso, la esperanza de conseguir un trabajo digno y honrado es casi nula.

Para aclarar algo, Don Félix mencionó: “Para personas como nosotros el gobierno…”
Don Félix, no hay personas como usted, o como yo, la realidad es que todos somos iguales, nadie es más que nadie, usted tiene tanto valor como el ciudadano más honesto y honrado de este país.

Don Félix. Así va por la vida con su bolsa de latas y botellas.
Don Félix. Así va por la vida con su bolsa de latas y botellas.