Fue un día normal en Honduras. Pero para la poesía todo tenía un sabor amargo: el café que se tomó por la mañana, las conversaciones con otros versos, la mirada de la muchacha que siempre la había cautivado.
¡Pobre poesía!
Solo ella se enteró, cuando vio la fecha en el calendario (23 de mayo), que se estaban cumpliendo cinco años del fallecimiento del POETA Roberto Sosa.
Al final, pobres nosotros, porque fue posible olvidarlo a pesar de las joyas que tejió con la punta de los dedos del cerebro.
¿Cómo fue posible olvidarla al poeta de Los Pobres, Secreto Militar, La ciudad de los niños mendigos, De niño a hombre y Malditos bailarines sin cabeza?
Al poeta de la boinita y la barba blanca.
Pero solo fue por un rato que nos olvidamos, porque hoy, al salir, su poema LOS POBRES nos reventó en la cara con estas fotografías de SERGIO MONTERO.
LOS POBRES
Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.
Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.
Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.
Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.
Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.
Por eso
es imposible olvidarlos.