Los riquillos y la pipol de la clase media anda con gran canillera por ese pijazo estilo patada voladora en el nuevo ajuste de la tarifa de energía eléctrica.
Agárrense, papaítas, que el recibo de este mes los va a electrocutar.
A muchos les dio el patatús con el anuncio y tuvieron que comprar pastillas y tecicto de tilo para los nervios, mentolina para frotarse la mollera…
Si los gringos aplican la inyección letal o la silla eléctrica para darle chicharrón a los picaritos, aquí la ENEE se lleva de encuentro a medio mundo.
La paja es que es un reajuste… ¡Mírenme la seña! ¿Ajuste de qué, si para comenzar el servicio es malísimo?
Ayer me tocó ir a terminar un trabajito a Valle de Ángeles y cuando llego, faccckkk, neles, no había luz. Y ni modo que iba a conectar el taladro con candela, así que “jue” poco lo que pude avanzar.
Se suponía que “solo” serían ocho horas, pero me cuentan que fue más de medio día. ¡Bárbaros! Dan ganas de meterles las balas a cualquiera, porque eso de estar sin luz es jodido.
¿Y los que tienen negocios?
¿Y los chunches en la refri?
Y de paso las doñas maleadas porque no pueden ver las novelas, y el mariachi anda inquieto espantando las moscas, y ella hoy sí que no quiere porque anda reventada.
La doña donde “chambié” es medio fufurufis, de la high no sé qué, y allí estaba hablando por cel con una alera, y le decía que ya no se puede vivir en este país (qué novedad, ja, ja, ja), y que pagan como tres mil bolas de luz y que ahora se les irá a casi el doble.
¡Jue, qué jodida!
Es un descaro que estos manes vengan a clavarle ese trancazo a la gente cuando el servicio que da es pura (hey, Sobado, sin abusar con las malas palabras, que después te censuran).
Así que flojito y cooperando.
Saludos desde Los Pinos, el mero mero de los barrios de La Capirucha
EL SOBADO
