Son treinta y tres años llenando de vida este recinto de la capital. Santos Laínez lleva toda una vida vendiendo un pedazo de las costas del sur y norte en la feria del Agricultor en Tegucigalpa, siempre acompañado de su esposa y sobrinos.
Su negocio COCOS EL TORITO llena de sabor los pasillos.
Un arduo trabajo es el que realiza esta familia para que tu sopa, paletas y postres lleven la esencia de la costa en diferentes presentaciones, desde barras de coco hasta el aceite de esta curiosa fruta que en su interior trae agua.
Si no querés la fruta, no importa, Santos y su familia te dan la opción de que elijás el coco que querrás para que podás extraerle el agua a esta maravillosa fruta.
Uno de los atractivos es la peculiar forma en la que rallan el coco, si tu misión es llevarlo para la sopa, o paletas, aquí te lo dan ralladito para que no gastés tu energía.
¿Es un trabajo de generaciones?
Sí, es algo maravilloso, imagínese desde el momento de que tiene agua por dentro es algo especial así como lo que les ofrecemos -dice Santos-. Ya son 33 años en este negocio.
¿El papel de las mujeres en qué consiste?
Mientras los varones viajamos a comprar y a negociar un mejor precio, las mujeres se dedican a cocinar y hacer todos los productos que tenemos en venta.
Un verdadero paraíso vestido de lucha y forrado de cocos, los asientos aquí no importan, pues el suelo está forrado de esta fruta tropical y suman alrededor de ocho cientos a mil trecientos cocos que se venden y abren al día.
Las mujeres de la familia son las encargadas de realizar las deliciosas cocadas, barras de coco, batidos y empacar este extraño pero apetecido aceite.
No podés venir al Mayoreo y no llevarte tu coco de agua o coco rallado, si solo querés agua pues el agua se te sirve.
Hombres mujeres y niños son los clientes que no fallan en “El Torito”