Fotos: DERGIO MONTERO
Son como las 11:00 de una mañana muy asoleada, de esas que estamos acostumbrados aquí en Tegucigalpa. Palomas brincan en la calle frente a una iglesia donde repican una y otra vez las campanas marcando la hora.
Gente de un lado a otro unos con una sonrisa de enamorados, otros con cara de preocupación, como diciendo “Dios, ya se me hizo tarde”.
En fin, es una diversidad muy grande.
Pero al fondo de la Peatonal se ve una persona de esas que cumplen muy bien el dicho “la sencillez hace más bonita la persona”, trasmitiendo la serenidad y la paz que parece hacerle falta al mundo.
Se llama Óscar Cuello Cerrato, tiene 57 años, tez trigueña, es bajo de estatura, pero con un talento grandísimo que sobrepasa cualquier dificultad para enfrentar la vida.
Su talento lo refleja en sus cuadros de pinturas que realiza a diario para poder ganarse el pan de cada.
“Con esto me costeo mis necesidades básicas y no me va tan mal, porque cada cuadro lo vendo a 250 lempiras” expresa Cuello.
Para muchos puede sonar algo caro, pero es algo significante para lo que hace, su técnica es oleo en pana que termina dándole un toque nocturno espectacular a sus obras.
A pesar de que él es de origen guatemalteco, sus paisajes son cien por ciento hondureños de aldeas y municipios de nuestro país.
Él es uno de los grandes proveedores de cuadros de Valle de Ángeles y Santa Lucía, pero no puede vender los cuadros en esas zonas.
“Ahí no me dejan vender, no mira que les puedo hacer la quiebra, porque yo los vendo a un precio y ellos lo venden en dólares”, dice.
Óscar también hace cuadros personalizados de colores. Eso sí: ahí aumenta el precio ya que unos piden que sean a color, y otros dicen que quieren diferente tipo de pana.
“Si quiere un cuadro de noche me tardo una hora, y si es de colores unas seis horas” dijo.
Es rápido, a pesar de que solo pinta con una mano, porque la otra no tiene movilidad ni fuerza para poder agarrar un pincel.
Si querés un cuadro de él lo puedes localizar en la Peatonal o al número 89255707.
Eso sí: en ningún cuadro te va a parecer su nombre, pues él lo firma como Rabé, nombre que, según asegura, le dieron sus padres allá en Guatemala.
