María fue abusada por su papá, y las autoridades no le creían

María acaba de cumplir nueve años y hace meses que se niega a irse con su padre los días que le corresponden según el pacto acordado por un juzgado de familia.

Llego una visita donde María protestó, gritó y se resistió durante más de una hora ante la policía y los profesores, pero acabó metiéndose en el coche con sus abuelos paternos. De vuelta a casa por la noche, le entregó a su madre una grabación en la que el padre admite los abusos sexuales que ella venía denunciando desde hace dos años.

La niña le entrego una grabación de 3 horas y 42 minutos, donde el padre le recrimina que no esté bien con él.

Tras un pequeño rifirrafe, el hombre le pregunta. “¿Pero cuándo te he tocado yo?”. “Muchas veces”, contesta la cría. “Pero cariño, eso es para jugar”, replica el padre. “Es que no tienes que hacerme eso nunca, mi cuerpo es mío”. “Tu cuerpo es tuyo, efectivamente (…), cuando tú decías que no te tocara, yo paraba”, le dice el padre, que añade: “Yo lo único que te estaba haciendo era cosquillas y estaba jugando contigo”.

El abuelo intenta mediar explicándole a la niña que su padre le tocaba para lavarle. “Eso hay que asearlo muy bien y darle pomada”, le dice.

—“No, no, no, si yo sé por lo que la niña lo dice, si yo sé a lo que ella se refiere”, le corrige el padre.

El abuelo insiste: “Yo también te lo he lavado, entonces sería igual”.

—“No, si ella no se refiere a eso, si yo sé a lo que se refiere”, aclara el padre.

—“¡Bueno, pues ya está!”, grita la niña.

Lamentablemente tuvieron que llegar a este punto para que las autoridades creyeran que era abusada.