Winston Coe; un portero sin guante…

El fútbol en general tiene muchísimos años de existencia, en los cuales han pasado un sinfín de cosas.

Equipos han celebrado títulos, otros han llorado descensos y otros simplemente ven pasar la temporada parados en la media tabla, pero fuera del ámbito competitivo, dentro de este deporte han quedado diferentes historias sepultadas.

Hablamos de relatos extraños, que en su momento fueron noticia, pero que actualmente son desconocidos. Es por ello que en esta ocasión compartiremos con ustedes pequeñas historias que posiblemente no conocían de esa pasión que muchos llamamos fútbol.

UN PORTERO SIN GUANTE…

Estaba casi todo listo para que el campeonato argentino de Primera División en 1906 diera comienzo, esto en la etapa amateur del fútbol en Argentina.

Poco antes de que el torneo iniciara se dio un fichaje que dejó a un equipo sin su principal pieza, pues el portero José Buruca Laforia se unió al Club Alumni y dejó a su exequipo, Barracas Athletic (Institución ya desaparecida) sin su portero titular.

El Club Barracas se quedó sin su guardameta, así que se tenía que buscar una solución y ante una situación de emergencia lo que hicieron fue probar a los jugadores de meta en el arco. Ninguno daba el ancho necesario, así que partido a partido experimentaban con un nuevo candidato, pero no tenían el talento para defender la portería.

Todos pasaron a la meta, pero todavía faltaba probar un jugador, un defensor irlandés que tenía una deficiencia física, ya que no contaba con uno de sus brazos; en un juego ante Estudiantes de Buenos Aires él se ofreció a defender la portería del Barracas, algo que dejó a muchos con la boca abierta.

Estudiantes 2-1 Barrcas

Las crónicas periodísticas de ese entonces destacaron y elogiaron la labor de Coe al marco, pues a pesar de solo tener su brazo derecho realizó un gran partido bajó los tres postes. Pasó el tiempo y jugó dos partidos más en la portería, pero en esa ocasión no le fue muy bien ya que en total terminó recibiendo 16 goles, además de los dos que le metió Estudiantes.

Simplemente, increíble… ¡Así de bello es el fútbol!

UN PARTIDO DE VIVOS

Nos remontamos al año 1994, cuando en el Caribe se disputaba la Copa del Caribe.

Este partido era el último juego del grupo A y los protagonistas eran Barbados y Granada.
Así estaba la tabla:
1. Granada (3 Pts)
2. Puerto Rico (3 Pts)—Ya había jugado sus dos partidos.
3. Barbados (0)

Para clasificar a la siguiente ronda, Barbados tenía que ganar por un margen de dos goles de diferencia, mientras que Granada ganando o perdiendo por un gol lograba su objetivo. Lo extraño de todo era una regla que tenía el torneo… Pues no se podía empatar.

Si el partido terminaba empatado tenían que irse a los tiempos extras, donde estaba la regla del GOL DE ORO, el cual valía doble. Una regla extraña desde donde la veas, pero así estaba en el reglamento.

Vamos al juego…
Min. 80
 / Barbados ganaba 2-0 el partido, así que estaban clasificando a la siguiente ronda, pero al minuto 83 Granada descontó el juego. Recuerden, Barbados para clasificar necesitaba una diferencia de dos goles, pero no les estaba saliendo el resultado pues estaban ganando 2-1.

Faltaban 6 minutos para el final y Barbados necesitaba un gol más a su favor, tenían tiempo para buscar hacer el milagro, sin embargo hicieron algo que dejó con la boca abierta a todos.

Barbados se metió un autogol voluntariamente.

Osea_Que_Pedo

Así no solo tendrían 6 minutos para buscar la diferencia de dos goles, sino que en los 30 extras buscarían ese Gol de Oro que vale doble, lo cual los clasificaría a la siguiente ronda. ¡PENSAMIENTO BÁRBARO E INGENIOSO!

Los jugadores de Granada se dieron cuenta de lo que sucedía e intentaron marcar un gol a favor o uno en contra, pero los futbolistas de Barbados defendían ambas porterías buscando los tiempos extras. Al final se fueron a la prórroga y aunque no lo crean Barbados consiguió el gol del triunfo.

Barbados 4-2 Granada fue el resultado final, por lo cual la selección de Barbados clasificó a la siguiente ronda.

UNA EXPULSIÓN BIEN GANADA

Melvin_Sylvester_1998
Foto de Andrew Couldridge/Action Images.

Marzo de 1998
Hablamos de partido de aficionados disputado en el suburbio londinense de Charlton donde las patadas estaban al servir de boca.

Con el correr de las acciones el árbitro tenía que actuar, así que empezó a pitar y pitar cuanta falta miraba. Melvin Sylvester, nombre del réferi, recibía fuertes críticas de los futbolistas, pues ellos consideraban que les estaba pitando injustamente.

En el segundo tiempo fue lo mismo, los jugadores le reclamaban cada silbatazo hasta que su paciencia llegó a su fin.
Ante los fuertes gritos de un futbolista, el árbitro enojado lo derribó de un puñetazo en el ojo…

Todos quedaron sorprendidos por lo sucedido, pero lo curioso sucedería segundos después, cuando Sylvester se había dado cuenta de lo que había hecho.

Sacó la tarjeta roja y se AUTOEXPULSÓ.

Le entregó el silbato a uno de los líneas y se marchó a los vestuarios, no sin antes prometer que nunca más volvería a dirigir.

¿Interesante, no?


En el Planeta Fútbol existen muchas historias igual o más curiosas que estas, pero tranquilos; poco a poco conoceremos de cada una de ellas.